El primer capítulo de la Etapa Argentina del Tour de Francia, corrida ayer en Mendoza, tuvo, como se preveía, una definición entre velocistas. La ganó Cristian Clavero quien marcó un tiempo general de 3h.00m.23s., superando en el esfuerzo supremo a Emanuel ‘Bebe’ Agüero. Sin embargo, en contra de lo que dictaba la cátedra, el embalaje no fue masivo, sino entre un grupo de cuatro corredores que lideró la carrera desde casi la bajada de bandera hasta la llegada.
La competencia que encierra en su esencia el espíritu de la ronda gala fue un espectáculo de un nivel superlativo. Al que no estamos acostumbrados a vivir en nuestro país. Solamente el tiempo no se plegó a la fiesta en la vecina provincia. Una persistente llovizna, que por momentos mutó en lluvia en la primera mitad de la competencia y el viento que castigó sin piedad a los corredores, durante todo el transcurso, motivó que el esfuerzo de los pedaleros fuese superior al esperado.
Por ser cicloturismo, la Etapa Argentina del Tour de Francia tuvo dos carreras en una. La de los elite que salieron a buscar la victoria que los lleve a correr el Tour de Montovélo y la de la mayoría de los participantes que salieron a completar el circuito lo más rápido posible.
Con rapidez, justamente, comenzó a definirse la carrera. Apenas culminaban el ascenso por Av. Emilio Civit, frente al estadio Malvinas Argentinas el cuarteto donde viajaban Clavero, Agüero, el santafecino Juan Manuel Aguirre y el mendocino Sergio Godoy, sacaron mucha ventaja. Con la mayoría de los sanjuaninos muy retrasados porque largaron con el último grupo, la persecución no tuvo la fuerza necesaria para neutralizarlos.
Godoy y Aguirre fueron los que llevaron el peso de la fuga que fue alentada por varios miles de personas, especialmente en los cascos urbanos de Luján, Maipú y Palmira. La distancia que en la cumbre de Las Compuertas era de 5 minutos bajó a 3m.15 en Maipú, pero se estiró a 4m.47s. en el final de la carrera, cuando Clavero y Agüero buscaron la definición. El Bebe fue quien atacó cuando vio el arco inflable celeste que promociona al banco que sponsoriza la carrera. Clavero no se comió el amague y, sabiendo que la llegada era más adelante, lo superó y festejó.
