1 Respetar los estándares de trabajo y calidad. Esto implica atenerse a los valores máximos de producción de la maquinaria, respetar los valores de los procesos y las instancias de mantenimiento requeridas por los fabricantes. La sobreexigencia siempre termina generando un efecto boomerang, que repercute tanto en pérdidas económicas como en deficiencias en el tiempo empleado.

2 Incorporar personal idóneo y promover su capacitación en forma permanente. Los operadores deben conocer la maquinaria con la que trabajan y estar al tanto de su evolución tecnológica. Además, son los primeros en percibir si algo no funciona bien. La inversión en capacitación es, según se entiende en los últimos años, una de las mejores maneras de eficientizar los números contables.

3 Hay que hacer un seguimiento continuo. Los equipos deben ser fiscalizados en forma permanente según su complejidad, y esto además debe ser llevado a cabo cronológicamente. Esto permitirá determinar fallas y ver cómo evoluciona la vida útil del equipo. De esta manera, se aplica en toda su extensión el concepto de prevención, lo cual se traduce en ahorro para una compañía.