La última vez que alguien vio a Antonio Eduardo Arancibia (52) fue su hermana Olga, el mediodía del 13 de mayo pasado cuando ambos salieron de la sucursal de un banco de Capital luego de cobrar los $1.500 que percibe el hombre por una complicada enfermedad: esquizofrenia, que se le declaró hace unos 30 años cuando le informaron que su madre había fallecido. Olga salió y le dejó, "por seguridad", $200 para que vaya a visitar a una de sus cinco hermanas en Angaco. Pero el hombre nunca llegó y ahora su familia pide ayuda para dar con el paradero del hombre.
Hasta ayer, ni la policía ni su familia sabía nada de ese hombre delgado, de tez trigueña, de 1.70 metros, de calvicie avanzada y que vestía un traje azul y zapatos marrones. Y quien llevaba encima solamente $200, su documento y el pasaporte, "que se le antojó hacer de golpe", contó Olga.
Según la mujer, hace 10 días fue con su hermano al banco a cobrar la pensión y cuando salieron, Antonio decidió ir a visitar a otra hermana que vive en Angaco. Con algo de dinero, el hombre se fue y su hermana regresó a la casa que compartían en el barrio Sargento Cabral, Rivadavia.
Luego se enteraron que el hombre nunca llegó a destino, pero que sí había pasado por la casa de una sobrina de Santa Lucía a pedir plata para el colectivo, contó su hermana. Desde allí lo rastrearon entre todos los parientes, pero como no lo localizaron, hicieron la denuncia en la policía.
"Mi hermano hace 2 meses que no toma la medicación, pero no es peligroso. Nunca se había perdido y espero que esté en un lugar seguro. No me quiero imaginar que lo hayan confundido con alguien de plata por como se viste y alguien le haya hecho algo malo", comentó angustiada Olga Arancibia, hermana del hombre desaparecido.
