Todo se dio tan rápido como inesperado. Matías Molina comenzó a los 3 años a jugar al hockey sobre patines en Bancaria y después de diez años practicando ese deporte, apareció un nuevo amor en su vida y se inclinó enteramente a eso. Pasó a ser arquero de Desamparados en la Octava División. Ahora, a dos años y monedas de haber colgado los patines, entró a las Inferiores de Godoy Cruz de Mendoza hace un año, y ahora, a sus 16 años, es uno de los apadrinados por otro sanjuanino, Lucas Ceballos, capitán alterno de la Primera División del club tombino y con quien lo une otro vínculo: el sentimiento por Sportivo, la cuna de ambos. “Es una muy linda experiencia para mi vida. Acá es todo muy profesional, así que trato de aprovecharlo al máximo y todos los días aprender algo nuevo”, abrió diciendo Matías desde su departamento en Godoy Cruz, ubicado a unos metros del “Gambarte”. Su vida cambió hace exactamente un año, cuando tuvo que emigrar a la vecina provincia en busca de sus sueños.
Matías jamás imaginó ser jugador de fútbol, todo giraba en torno al hockey, hasta que un día, en un campeonato colegial, se lució atajando y su profesor lo incentivó para que se dedicara al fútbol. La elección fue Desamparados y allí empezó. “Me dijeron que tenía condiciones pero que no iba a jugar (en ese momento la Octava del Puyutano) porque el arquero titular era muy bueno”, pero Matías se llevó una grata sorpresa en la primera citación, cuando en un encuentro ante Peñarol tuvo que atajar desde el arranque, porque el arquero titular se enfermó. “Por los nervios que tenía me comí el gol, pero después agarré confianza. Terminamos ganando 2 a 1 y a mí me felicitaron”, contó sobre su debut. “Ese sábado salí de jugar y me fui rápido porque tenía que jugar al hockey”, sostuvo. Claro, ahí llegó el momento de decidir y no lo dudó: “El fútbol era una oportunidad nueva y aparte era en Desamparados. No fue una decisión muy difícil” valoró. El año pasado, se presentó en unas pruebas en Godoy Cruz y quedó. Ahí armó los bolsos y se fue a la pensión del Tomba para jugar en la Séptima. “En cada categoría tenemos para armar varios equipos. En la Séptima empecé siendo tercer arquero, pero los últimos cinco partidos, terminé siendo suplente y jugando, para que vaya agarrando confianza. Ahora en la Sexta, también compartimos el puesto”.
A pesar de eso, Matías espera. Sabe que alguna vez le llegará su chance. “Mis viejos hacen un esfuerzo enorme y para mí tampoco es fácil. A los 15 años dejar a tu familia y tus amigos, es muy difícil, yo tomé esa decisión y espero seguir progresando. No hay nada más lindo que hacer lo que a uno le gusta” contó con la ilusión de todo pibe que sueña con algún día llegar a Primera.
