El 4 de abril, la cadena Univisión dijo que Luis Miguel llevaba 12 días internado en el Cedars-Sinai Medical Center de Los Angeles. Y allí se desató la locura, abonada con el sepulcral silencio de la familia, agentes de prensa (Satus Media) y discográfica (Warner). Se dijo de todo, desde que Luismi había sido ingresado por un fuerte dolor estomacal, hasta una liposucción tras la cual habría contraído una infección intrahospitalaria, pasando por una bacteria pulmonar. Todo agravado por la adicción al alcohol y las drogas que padecería el artista. Pero el rumor más fuerte tiene que ver con que el ídolo mexicano estaría en estado de coma irreversible e incluso que habría fallecido el sábado pasado. Mientras, a través de las redes sociales, los fans exigen una respuesta urgente, una ex -Stephanie Salas, madre de su hija Michelle-, sospecha de una estrategia para potenciar un relanzamiento del Rey Sol, en septiembre y con nuevo disco.
