En una extraña mezcla de temores y entusiasmos, los dirigentes y empresarios vitivinícolas miden los coletazos de la crisis mundial y a la vez, preparan sus baterías para aprovechar las convulsiones de los mercados. Por cierto, el asunto es que a río revuelto, ellos estiman que pueden hacer valer las ventajas de precio-calidad de nuestros vinos y levantar en las estadísticas de venta externas.
El plan es no perder los mercados conseguidos en los últimos 15 años, a partir de la ecuación ‘precio-calidad‘, relación que logró insertar los vinos argentinos en el mundo, incluso en plena crisis del 2008-2009 cuando las exportaciones nacionales crecieron en mercados claves como Estados Unidos y se consolidaron en el de Brasil. Por eso, los distintos actores de la industria, vienen debatiendo propuestas en la mesa de la Coviar e intentando bajar los costos de producción, sin que ello implique una pérdida de calidad.
Son cuidadosos: Saben que hay una estrecha relación casi directa entre esos dos factores -costo/calidad- y deben mantener el equilibrio. Luis Steindl, empresario y vicepresidente de Bodegas de Argentina, graficó la situación y aseguró que ‘la industria cometería un suicidio si decide bajar costos perdiendo calidad en los vinos‘.
En la misma línea, el empresario explicó que ‘desde la empresa uno puede hacer todo tipo de esfuerzo gerencial y administrativo para intentar achicar los costos que implica la producción de buenos vinos, y es más, se alista en la tendencia de la inversión, pero es ilógico pedirle a ese empresario que baje entre 25 y 30% sus costos manteniendo la misma estructura para asegurar la calidad de los productos‘. Enrique Toso -de Bodegas de Argentina, también- advirtió ‘no matar la gallina de los huevos de oro‘, refiriéndose al riesgo de querer bajar los costos en detrimento de la calidad de nuestros productos guía.
Los puntos que hoy están estudiando y discutiendo dirigentes de las distintas Cámaras junto a funcionarios del ministerio de Agricultura de la Nación, son, por un lado, el tema de los reintegros del IVA para que se realice de una manera más expeditiva -hoy se están tardando 180 días, aseguran-, por otro lado, una reducción en las retenciones a las exportaciones vitivinícolas.
A nivel provincial, insisten en mantener los beneficios de ‘tasa 0‘ en algunos impuestos claves que impactarían directamente en la competitividad del sector. Asimismo, insisten en un sistema de ‘promoción de las inversiones‘ apuntado al sector exportador de uva en fresco, pasas, mosto y fraccionados, a cambio de desgravar impuestos nacionales como, IVA, Ganancias, etc. ‘Un punto porcentual que consiga ahorrar la actividad en cualquiera de estos rubros, ayudaría a mantener la competitividad de la industria‘, aseguran.
