Cuando alguien se enferma en el hogar, ya sea después de una intervención quirúrgica o no, las rutinas cotidianas que lleva a cabo la familia se ven alteradas.

En lo que respecta el enfermo habrá que tener en consideración horarios de alimentación y de medicación y, según el grado de afección de la que se trate, de higiene personal.

Es por ello que todos los que integran el hogar deben procurar mancomunar esfuerzos para hacer la convalecencia del afectado lo más benévola posible, sin descuidar las obligaciones y las actividades personales.

Antes que nada hay que saber que lo más importante en estos casos es la habitación que se destinará al enfermo, ésta puede ser la que usa habitualmente u otra que se acondicionará según las necesidades.

Es fundamental que no se dejen cosas sueltas en el suelo (zapatos, recipientes) que puedan ocasionar tropiezos si el enfermo debe levantarse con prisa.

La habitación debe estar bien ventilada para permitir el recambio de aire diariamente, tener buena luz y una temperatura moderada.

Junto a la cama debe haber una mesita baja con vasos de agua, una lámpara que sea fácil de encender y apagar y material de lectura (libros, revistas). Una radio portátil o el televisor (con control remoto) son buenos compañeros y combaten el aburrimiento y el decaimiento propio de los enfermos.

Si el paciente se puede levantar de la cama la habitación deberá tener una silla cómoda con respaldo y apoya brazos.

Un recipiente para orinar es otro de los elementos que no pueden faltar en un cuarto de enfermos. Es de vital importancia que se lave con agua y un chorrito de alcohol después de cada uso.

En cuanto a los medicamentos, nunca deben dejarse al alcance del enfermo, especialmente si se trata de niños o personas mayores ya que podrían consumir dosis extra para aliviar los dolores o superponer los horarios recetados por el médico.

Cuando se trata de un niño es conveniente dejar durante la noche una lámpara con luz tenue encendida y una campanita para poder estar alerta a sus llamadas.

Si el enfermo tiene que permanecer mucho tiempo en cama es fundamental utilizar cremas protectoras de piel y almohadillas de goma espuma para evitar úlceras o escaras en las zonas de mayor riesgo (nalgas, talones, codos). Otra buena medida es cambiar al paciente de posición con regularidad.

La rutina diaria

Establecer una rutina diaria es lo más conveniente tanto para el paciente como para la persona que se encarga de sus cuidados. De esta manera ambos podrán distribuir su tiempo de acuerdo a sus necesidades; esta rutina establecida podrá modificarse según las circunstancias.

Es recomendable un baño diario realizado a la mañana. Si el enfermo no puede moverse de la cama es aconsejable que sean dos personas quienes se encarguen de su higiene. Antes de empezar deberán tenerse todos los utensilios preparados y a mano y haber calentado la habitación.

Posteriormente se efectuará el cambio de las sábanas (se recomienda hacerlo cada dos días).

Después de realizados los pasos anteriores se servirá el desayuno.

Y en lo que respecta a la alimentación cabe mencionar que las comidas deben ser ligeras, nutritivas, con altos contenidos en fibras, para contrarrestar el intestino perezoso que suelen padecer quienes deben hacer reposo en cama, y las porciones no pueden ser excesivas.

Además hay que procurar que el paciente reciba a sus visitas durante la tarde entre las 18 y las 20 horas, ya que es ideal que los enfermos dediquen la mañana a descansar o a realizar actividades que los entretengan.

La cena se sirve a última hora de la tarde (21 horas).