Los músicos dicen que tocar frente al Submarino otorga un goce diferente. Allí, el vino parece tener un sabor más intenso. Y los bailarines brillan con el paisaje marrón de fondo. Es que el ciclo Música y Vinos en Ischigualasto llega a lograr que a algunos de los visitantes se les piante un lagrimón. Sin embargo, realizar esa tarea no es fácil. Tanto los artistas como quienes dirigen la degustación, deben pasar 2 semanas en medio del parque, alejados de sus familias, soportando viento, calor, frío y tierra. Por eso, se las tienen que rebuscar para lograr que cada uno de los 7 conciertos y degustaciones que ofrecen por día, sea mejor que el anterior.
El grupo de música se autodenomina Opus 7 más 1. Es que este año, el show incorporó a una pareja bailando tango y, como no puede haber tango sin bandoneón, se agregó al equipo el bandoneonista Esteban Calderón.
Esas 10 personas, que ayer brindaron el último show de la temporada, conocen el recorrido del parque como la palma de su mano. Y es que llegan al Submarino, junto a los 3 encargados de llenar la copas de vino, alrededor de las 8. En el medio del Valle de la Luna los espera un trailer que tiene hasta microondas. Ese es el búnker en el que se cambian, cocinan y almuerzan. Y donde permanecen hasta las 18, cuando se van a San Agustín.
‘Hace 4 años que tocamos acá. La idea nació cuando vino una comitiva a inaugurar la antena de Internet y les dimos un espectáculo‘, cuenta Guillermo Blanco, que toca el corno francés.
Desde su inicio, el espectáculo avanzó en muchos aspectos. Uno de ellos fue la acústica. Es que, por el espacio en que tocan, no necesitan amplificación, pero los concertistas deben ubicarse adentro de una especie de carpa, que se ha ido modificando para lograr un mejor sonido. ‘Se llama concha acústica. Y lo último que hicimos fue levantarle el techo. Creo que logramos una calidad de sonido óptima‘, dice Blanco señalando la estructura de metal, cubierta con tela de mediasombra y pintada de blanco.
Lo que también se modificó fue el repertorio. El grupo empezó tocando música clásica y fue el público el que pidió nuevos estilos. ‘Pusimos un cuaderno para que la gente deje su impresión. Y muchos sugirieron que tocáramos folclore‘, dice el músico.
La sugerencia de la gente logró su cometido con creces. El equipo tiene ahora 12 programas de temas, que toca según sus ganas y las del público.
‘Miramos si en los contingentes hay más jóvenes o adultos, si son de otra provincia o del extranjero y elegimos el repertorio‘, dice Blanco. Eso ayudó también a que el grupo no se aburriera por interpretar siempre lo mismo. Como consecuencia, tocan hasta temas de Queen. Y la última incorporación fue el tango.
Unir el ritmo del 2×4 implicó un desafío, hizo que comenzaran a ensayar en marzo pasado. Pero, al final, lograron generar una buena amalgama.
El vino sanjuanino, que llevan en cajas cerradas, es la frutilla de la torta. La oferta es amplia, hay blancos y tintos de diversas variedades y la gente elige cuáles quiere probar. Y los sirven en pequeñas copas de plástico. Todos pertenecen a las bodegas de la Ruta del Vino. Los encargados de ofrecerlos son personas del Ministerio de Turismo, quienes permiten que los conductores prueben sólo una copita, porque deben seguir manejando para finalizar el recorrido.
Para completar la oferta, hay pasas que llegan en grandes cajas y son embolsadas todos los días in situ. Y sumados a ellas están los bombones de membrillo, el deleite de los más chicos.
