Según expertos, una caída de Muamar Kadafi depende en gran medida del crucial apoyo militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Según los especialistas, ese apoyo no se repetirá en Siria (donde permanece el brote antigubernamental) ni en ninguna otra parte puesto que las potencias occidentales aún están profundamente involucradas en Irak y Afganistán y no tienen apetito por abrir nuevos frentes en el mundo musulmán. La campaña de cinco meses de bombardeos aéreos de la OTAN en Libia evitó que las fuerzas de Kadafi recapturaran la ciudad rebelde de Bengasi y aplastaran la revuelta surgida el 17 de febrero, lo que habría sido un desalentador revés en otros Estados árabes. ‘Demuestra que si los manifestantes, la oposición y las rebeliones que buscan más libertad en Yemen o en Siria persisten, podrían derrocar al régimen‘, dijo el analista de Oriente Medio Geoff D. Porter. ‘La gente ve revueltas árabes formadas en Túnez y Egipto donde las protestas duraron hasta un mes. Pensaron que en Libia sería imposible porque no calzaba con el modelo de Túnez y Egipto‘, explicó. Sin embargo, Porter añadió que el levantamiento en Libia alentará e impulsará a los manifestantes en Siria y Yemen aunque no tengan el componente del respaldo de la OTAN. ‘Libia mostró que Kadafi no tenía el apoyo del que hablaba. Uno podría compararlo con Siria y Yemen donde hay un alto riesgo de revolución. (La gente) podría no apoyar al régimen pero tampoco arriesgar sus vidas hasta que aparezcan combatientes‘, sostuvo Porter. Expertos dijeron que las sanciones económicas y petroleras impuestas sobre Kadafi tuvieron un rol significativo para derrotar a sus fuerzas y acciones similares en contra de Siria podría tener un impacto parecido.
