Fue casi un desfile triunfal pero a ritmo de carrera. La llegada a San Juan de Lino y Juan Pablo Sisterna, el único binomio sanjuanino en el Dakar, fue festejado como un triunfo. Este era el gran desafío que tenían padre e hijo y que ayer, pese a haber estado al borde del abandono un par de veces en las 11 etapas, lo consiguieron. Los Sisterna completaron el parcial el puesto 44, con un registro de 4h.02m.01s. y avanzaron dos puestos en la general, por lo que ahora marchan en el lugar 45.
En las tres zonas de espectadores, la expectativa pasaba por esperar el paso de la Montero y se vivieron los momentos más emotivos cuando avanzaron los sanjuaninos. Los primeros en verlos fueron los espectadores en Pedernal y luego en Quebrada de la Flecha, donde el binomio retribuyó los gritos y los aplausos con bocinazos y brazos extendidos por fuera de la ventanilla. Pero el pico máximo de explosión fue en el Puente Blanco, en la llegada. Los Sisterna, tras cruzar la meta, avanzaron a paso de tortuga, ante el delirio de la gente. En el puesto de control los esperaba el gobernador Gioja y la familia Sisterna, donde las lágrimas pudieron más. Lino lloraba y Juan Pablo saltaba de alegría, ante el abrazo de todos los suyos. Pero quedaba más, porque el avance hacia el autódromo fue como pasar por una pasarela, ante una multitud que se apretujaba en el largo vallado con el sólo objetivo de alentar al binomio.
Con un presupuesto acotado para el millonario Dakar, con un total de más de 81 horas de carrera, 42 más que el líder Sáinz, con noches sin dormir y manos quemadas por trabajar ellos mismos en la camioneta, los Sisterna cumplieron su gran objetivo, el de llegar a San Juan. Ahora queda el segundo, que es finalizar la mítica carrera.
"Estoy más que feliz porque ésto es lo que deseaba, éste era mi sueño, el de llegar a casa, ver a la familia, a los amigos, a la gente. Una parte de esta aventura ya está cumplida y ahora queremos llegar a Buenos Aires. Si lo conseguimos, será lo máximo en mi carrera deportiva", confesó Lino, de 44 años y campeón argentino de rally en 1999.
"La etapa fue linda, me gustó mucho. Tuvimos un momento complicado en un vado, porque para pasarlo quise poner un cambio y no entró. Ahí me asusté porque pensé que se había roto la caja. Luego había un guadal muy largo, que fue difícil de pasar. Pero después, la camioneta se comportó muy bien y no tuvimos problemas", agregó el hockista que juega con los veteranos de Huarpes.
"Jamás me imaginé un recibimiento como éste, jamás. Fue impresionante. Yo ya había visto mucha gente en el camino, pero la llegada y el tramo al vivac fue impresionante. Cinco kilómetros antes de la meta ya venía festejando. Yo realmente pensé varias veces que no íbamos a llegar, la pasamos mal en muchos momentos. Pero mi papá es muy positivo y creía", dijo Juan Pablo, el navegante.
"Sólo quiero llegar a mi casa, bañarme y dormir. Necesito recuperarme porque mi cuerpo está muy golpeado después de tantos días de carrera. Y también necesito despejar mi mente, porque el aspecto psicológico es muy importante. Fue duro, pero ya nos queda poco", cerró Lino.
