Un estudio realizado por un grupo de sociólogas del Instituto de Investigaciones Socio Económicas de la UNSJ demuestra que las mujeres de los sectores medios de San Juan trabajan en simultáneo un total de 31 horas 17 minutos por día, mientras que los varones acumulan 26 horas 51 minutos. En los sectores populares, la simultaneidad asciende en el caso de las mujeres a 29 horas 18 minutos y en los hombres, 26 horas 17 minutos.
Si bien las cifras superan las horas que tiene un día hay que aclarar que se toma como base el uso del tiempo en trabajos no remunerados y en simultáneo en los diferentes sectores sociales.
Para graficar se puede decir que mientras una mujer carga ropa en su lavarropa también puede estar preparando la comida y ayudando a sus hijos en alguna tarea, por citar un ejemplo.
La investigación también revela que el tiempo libre, sin distinción de clase social, es usado en general-, para visitar a la familia, lo que da un perfil de la sociedad local respecto de los valores familiares que conserva. Las investigadoras revelan que el tiempo libre, en otras provincias, es usado para practicar deportes u otras actividades, y en escasa medida para "dar un vuelta a los familiares".
Uno de los datos sorprendentes que comprende a los sectores medios y populares es el uso del tiempo de los varones en relación a los medios de comunicación y su desvinculación respecto de trabajos comunitarios, políticos o gremiales.
En ambos grupos, se infiere una escasa participación en educación (tasas un poco más altas en los sectores medios) y servicios a la comunidad.
"Las encuestas sobre uso del tiempo permiten visibilizar el trabajo cotidiano de mujeres y varones. El trabajo doméstico y de cuidados no remunerados que se realiza en los hogares, con el objetivo de proveer servicios para los miembros de la familia y de la comunidad. Para su estudio tomamos como base la encuesta anual de hogares de la Ciudad de Buenos Aires en 2005, específicamente del módulo del uso del tiempo consignando las siguientes dimensiones: Trabajo para el mercado; trabajo doméstico no pagado para uso del propio hogar; cuidado de niños y/o adultos miembros del hogar; servicios a la comunidad y ayudas no pagadas a otros hogares de parientes, amigos y vecinos; educación; actividades relacionadas con el tiempo libre; actividades relacionadas con la utilización de medios de comunicación y actividades de cuidado personal", explica Laura Avila, directora de la investigación.
Tanto en varones como en mujeres de sectores medios, la mayor carga horaria se encuentra en el trabajo para el mercado. En los sectores populares, también predomina el trabajo para el mercado, aunque las mujeres más pobres trabajan bastante menos para el mercado que los varones, con una diferencia sustancial de casi cinco horas.
Las trabajadoras remuneradas de la clase popular tienen menor simultaneidad en la realización de las actividades, ya que cuentan con el apoyo de familiares y/o vecinas que las reemplazan en el cuidado de los niños del hogar.
La precariedad de sus trabajos remunerados y la dependencia de la asistencia estatal (reciben plantes sociales por lo general), condicionan la vida de las mujeres más pobres. Los beneficios alcanzan para la supervivencia, y por lo tanto, es limitado el acceso a bienes materiales, culturales y simbólicos, que les posibilite ampliar sus capacidades, emprender una vida digna y desnaturalizar los peligros de la pobreza tales como la escasa educación para sus hijos, droga, prostitución temprana y violencia de género.
En ambos sectores, medios y populares, la mayor simultaneidad total, primero se da en actividades relacionadas con el trabajo doméstico, le sigue el trabajo para el mercado, y luego el tiempo libre (este último en reunión familiar y con amigos, que está muy relacionado con la idiosincrasia sanjuanina). En los sectores medios también hay un tiempo dedicado a la actividad física vinculada con un bienestar personal.
En el rubro cuidados personales a si mismo, en los sectores medios se realizan actividades como dormir, comer, asearse, cuidados de la salud, reflexiones espirituales, mientras que en los sectores populares estas actividades llevan más tiempo pero limitados a dormir, asearse y alimentarse.
Cambios notables
Los hallazgos importantes para los grupos medios se encuentran en el grupo de mujeres de 21 a 30 años. En ellas se percibe que tienen mayor carga horaria en trabajo para el mercado, lo cual denota un cambio cultural importante en la actividad principal del género con carga familiar. En segundo lugar, el cuidado de los niños específicamente; y en tercer lugar el trabajo doméstico, en el que se muestra la mayor simultaneidad. En cambio, en los sectores populares, las mujeres pobres más jóvenes son quienes menos trabajan para el mercado, con altos porcentajes de trabajo doméstico y cargas familiares (mayor número de hijos).
En los sectores medios, el grupo de mujeres de 31 a 40 años muestra mayor carga horaria en el trabajo doméstico y de cuidado. Las mujeres de 41 a 60 y más años dedican más tiempo al trabajo doméstico y luego al trabajo para el mercado. Mientras que en los sectores populares, las mujeres de mayor edad (entre los 51 y 60 años) son las que mayor cantidad de horas dedican en el día al trabajo para el mercado y quienes tienen a su cargo la jefatura de hogares, generalmente extendidos.
Las mujeres más involucradas en actividades productivas, de cuidado y domésticas, denotan mayor participación en el ámbito público. Las mujeres de esta clase social destacan una triple jornada laboral (dentro de su casa y afuera).
Este cambio cultural no se reflejó en las encuestas realizadas en los sectores populares. Inclusive los varones más jóvenes, que no trabajan para el mercado, no colaboran en las tareas domésticas ni en el cuidado de los hijos. Se demuestra la existencia de un patrón cultural que reproduce la representación socialmente construida para las mujeres, relacionada con la idea de la mujer madre, esposa, ama de casa y responsable del hogar. Las mujeres son mayoría en estos hogares pobres.
En todos los casos es baja la participación política y ciudadana. Agudizado en el caso de los sectores populares, en el que las están escasamente representadas en las instituciones sociales, económicas, políticas y culturales.
