Cuando los humildes pobladores del asentamiento Belgrano, en Caucete, comenzaron a notar el repentino y notable progreso de uno de sus vecinos, a más de uno se le cruzó por la cabeza que algo extraño había detrás de esa suerte sorpresiva. Pero el asunto se tornó sospechoso, oficialmente, desde el momento en que esos comentarios llegaron a oídos de los pesquisas de la Seccional 9na dirigidos por el comisario inspector Ernesto Figueroa y el subcomisario Roberto Cepeda. Para los investigadores no cabía otra explicación: el Renault 19, el televisor, el equipo de música, el juego de comedor y otras cosas, más el mejoramiento del rancho de Julio Talquenca, parecían tener una relación muy estrecha con el robo tipo escruche (en ausencia de moradores) de unos $120.000 que denunció un empleado de comercio de apellido Leiva, el 9 de julio pasado en su casa de la calle Juan José Bustos, dijeron fuentes policiales.
Por eso fue que, con orden judicial, llegaron hasta la casa de Talquenca en la calle Sargento Cabral y le secuestraron todo lo novedoso que sorprendía a sus vecinos: el auto, el televisor con tecnología LED, el equipo de música y otras adquisiciones.
El fundamento del operativo fue una razón más que sencilla: todo había sido comprado entre el 23 y el 29 de julio pasados, es decir después del robo a Leiva.
Y para los policías es más probable que el dinero provenga de un robo que del fruto del trabajo en una finca que, según Talquenca, heredó su padre. Por eso lo metieron preso y ahora un juez resolverá si sigue o no ligado al caso y si recupera o no su libertad.
