Ser madre en la actualidad implica responsabilidades que no todas pueden asumir. Ahora las circunstancias determinan momentos que dejan de lado la tarea sublime de asegurar el crecimiento físico e intelectual de los hijos. Salir a trabajar para mantener un hogar, o contribuir al sostenimiento del grupo familiar, conspira en numerosos casos con la tarea de ser madre. Demasiadas horas fuera del hogar afecta a hijos poco contenidos a pesar del gran esfuerzo que en algunos casos es poco reconocido.

También están aquellas que teniendo la posibilidad de cumplir mejor su papel, gracias a permanecer más tiempo en casa, tienen comportamientos opuestos a las necesidades de sus hijos. El amiguísimo en extremo, la comodidad de no poner límites a los hijos, especialmente en la etapa adolescente, o el desentendimiento de lo que necesitan o les sucede, son algunos de las actitudes negativas que luego se convierten en verdaderos dramas sociales. También existe el problema de muchas madres que se sienten solas a la hora de impartir educación a sus vástagos, por falta de apoyo de la pareja o desinterés e incapacidad para ejercer la autoridad. Por ello muchas madres de ahora se sienten frustradas y enormemente preocupadas por el destino de sus hijos, el fin supremo de dar a luz.

Promover un cambio, puede parecer descabellado, pero es una tarea que vale la pena intentar. Ajustar las actividades laborales, para no perder la posibilidad del contacto con los hijos, y recibir una mayor colaboración de la pareja elegida para afrontar la vida, son factores fundamentales. De ellos dependen la realización y felicidad que la mujer experimenta cuando puede trabajar y criar correctamente a sus hijos.