En un partidazo, jugado ayer en la mañana en cancha de Trinidad, la Selección sanjuanina Sub-16 venció por 3 a 2 a su par de Valparaíso y se coronó campeona por primera vez en las catorce ediciones de los Juegos Binacionales.

Martín Ibazeta y Juan Arancibia, en dos ocasiones, marcaron los goles del equipo local, todos en el segundo tiempo, los que le permitieron dar vuelta un marcador que les era adverso por los tantos anotados por Fabián Pavéz y Cristian Pulgar, en la primera mitad.

La victoria de los chicos dirigidos técnicamente por Marcelo Echegaray se apoyó en la determinación para cambiar la actitud con la que afrontaron el segmento final del partido.

De estar apichonados, ante un adversario más fuerte físicamente y muy simple, que los había cacheteado feo las dos veces que les había llegado a fondo, pasaron a ser dominadores absolutos del juego con el coraje propio de los que quieren quedar en la historia.
Después de un primer tiempo para el olvido, los juveniles salieron a plantear el encuentro en el campo rival, presionaron a los chilenos en mitad de cancha, se juntaron para tocar y abriendo todo el frente de ataque fabricaron los claros que en la etapa inicial eran conos de sombra.

A los 3 minutos, después de un córner y un rebote, Ibazeta metió una chilena que se clavó junto al palo derecho del arquero trasandino Giancáspero.

Ese gol agrandó a los dueños de casa que se dieron cuenta que podían y empezaron a cascotearle el rancho al buen guardameta chileno que dos minutos después le sacó un bombazo a Molina que buscaba el ángulo.

La presión de los sanjuaninos crecía en igual medida que bajaban las reservas anímicas rivales. Después de un tiro libre de Santiago Pacheco, que el arquero sacó al córner, el empate estaba al caer.
Sobre los 21 minutos se juntaron en una pared Peláez y Molina, este último fue a buscar la devolución al fondo y sobre la raya envió un centro al segundo palo que conectó de cabeza, Juan Arancibia, quien había ingresado reemplazando a Ibazeta.

En ese momento todo era desconcierto en los visitantes, quienes después de haber hecho tiempo cuando tenían el resultado a favor, discutían cualquier fallo del árbitro Raúl Lemos.
El partido había cambiado radicalmente. El fútbol simple y efectivo de los chilenos mutó en otro timorato y sin ideas superado por un grupo de muchachos que creyeron en sí mismos y siguieron insistiendo hasta lograr, a los 23 minutos, el tanto de la victoria.

Arancibia fue a buscar un centro al primer palo y desvió con la cabeza la pelota para vencer al arquero rival. Ese gol lo festejaron todos. Jugadores, cuerpo técnico, Alberto Naveda (hijo), Pablo Saavedra y Miguel Martínez, responsables del área fútbol para estos Juegos. Ese gol valió el oro y desató una algarabía justa y muy merecida.