Estados Unidos.- Terminaron llamándolo ‘Super Trumpsday’: Donald Trump, líder de la interna del Partido Republicano, arrasó con las primarias de la costa este y quedó a un paso de conseguir la nominación e ir en busca de la Casa Blanca.
Confiado como nunca antes, Trump celebró su mejor noche electoral otra vez en el lobby de la Torre Trump, donde se consagró a sí mismo como el ‘presunto candidato’ republicano, convencido de que el triunfo definitivo es sólo cuestión de tiempo.
‘Cuando el boxeador noquea al otro boxeador, no tenés que esperar una decisión. En lo que a mí respecta, se terminó’, dijo ante sus seguidores, rodeado por su familia y el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie.
Trump ya piensa en noviembre. Ha comenzado a atacar con mayor dureza a Hillary Clinton, y ayer brindó en Washington su primer discurso sobre política exterior -su flanco más débil-, en el que buscó enarbolar un tono presidencial, alejado de la frenética verborragia de su campaña. Prometió reforzar las fuerzas armadas y ‘llevar paz al mundo’.
Anteayer, un nuevo martes de primarias le brindó un fuerte impulso. Fue, de hecho, una paliza. Trump ganó -por mucho- en los cinco estados de la costa este donde se celebraron elecciones: Connecticut (58%), Delaware (61%), Maryland (54%), Pensilvania (57%) y Rhode Island (64%). La elección, apodada ‘primaria Acela’, en referencia al tren de alta velocidad que atraviesa las principales ciudades de uno de los corredores más poblados del país, de Washington a Boston, amplió su cantidad de triunfos a 26 estados, incluidos siete de los diez más poblados.
Clinton tuvo una noche casi igual de contundente: se quedó con cuatro estados, y en todos obtuvo más del 50% de los votos. Su rival, el senador socialista Bernie Sanders, ganó en Rhode Island, donde la interna fue abierta, algo que le permitió capitalizar el respaldo que tiene entre los independientes.
Trump y Hillary, líderes indiscutidos, se aferraron al manual de la política y desplegaron ataques mutuos, en lo que fue un vistazo a la brutal campaña presidencial que se espera hacia la elección general de noviembre próximo. El calendario de primarias está ya casi agotado. La última gran cita es el 7 de junio, cuando votarán seis estados, incluido California; luego, sólo quedará el Distrito de Columbia para los demócratas, una semana después.
‘Imaginen un mañana donde, en lugar de construir paredes, tiramos abajo barreras. Imaginen un mañana donde el amor triunfa sobre el odio’, le dijo Hillary a su multitud. A sabiendas de que su ventaja ya es irremontable, Hillary ofreció guiños a los seguidores de Sanders. Nadie ha obtenido más votos.
Trump también se acordó de ella. ‘Si Hillary Clinton fuera un hombre, creo que no obtendría ni el 5% de los votos. Lo único que tiene es la carta de «soy mujer»’, increpó, en otra declaración que desató la condena de la ex secretaria de Estado.
Para los rivales de ambos, poco parece quedar por hacer. Tanto Sanders como el senador ultraconservador de Texas, Ted Cruz, y el gobernador de Ohio, John Kasich, apuestan a forzar una ‘convención abierta’ en la cual puedan llegar a imponerse tras varias rondas de votación. Pero ese escenario, más plausible en el caso de los republicanos, quedó muy debilitado.
Basta ver la reacción de Cruz. En un nuevo y desesperado intento por torcer la elección, el texano anunció ayer que su compañera de fórmula será Carly Fiorina, la ex CEO de Hewlett Packard (aquella a la que Néstor Kirchner dejó esperando en la Casa Rosada), si es que llega a ser el candidato. Un día antes, Cruz y Kasich ya habían anunciado una alianza para frenar a Trump.
‘Es inusual hacer el anuncio tan temprano. Bueno, creo que todos podemos reconocer que esta campaña es inusual’, justificó Cruz, antes de presentar a Fiorina, que en su discurso desplegó ataques contra Trump y Hillary por igual.
Sanders anunció que achicará su campaña. No habló luego de que se conocieron los resultados. En un comunicado difundido por su campaña, prometió seguir.
‘Estamos en esta carrera hasta que el último voto se haya emitido’, dijo Sanders. ‘La gente de California tiene derecho a determinar a quién quiere ver como presidente de Estados Unidos, y qué tipo de agenda quiere que tenga el Partido Demócrata’, cerró.
