Los haitianos están utilizando todo lo que pueden obtener para bloquear los nauseabundos olores que impregnan el aire desde el terremoto de la semana pasada. Los residentes caminan por la capital repleta de escombros, mientras son sometidos a un cóctel olfativo de basura podrida y quemada, orina, excrementos junto a cadáveres putrefactos. A todo ello, se le suma la contaminación habitual, la suciedad y los plátanos fritos a un costado del camino. Las mascarillas quirúrgicas se han convertido en un símbolo de status. Se le pregunta frecuentemente a los extranjeros si tienen alguna sobrante, y jóvenes de estilo rapero deportivo con joyería dorada y visera las usan como un accesorio más de moda. Las personas sin máscaras se atan pañuelos o camisetas para tapar sus caras, o simplemente sostienen un pedazo de ropa frente a su cara mientras caminan por la ciudad. Un bigote blanco pegajoso se ha convertido en algo común en los últimos días, ya que muchos pintan una línea de dentífrico a través de su labio superior para bloquear el hedor.
