�El membrillo ya se cultivaba en Babilonia desde el año 4000 a.C. y se lo cree originario del Asia Menor y de las regiones del Cáucaso. Griegos y romanos llevaron este frutal a España. Los griegos conocían una variedad que se cultivaba en Creta, en la ciudad de Cydon, de ahí su nombre científico Cydonia oblonga. En Grecia estaba consagrado a la diosa Afrodita. Según relatos, Plutarco contaba que las novias mordían un membrillo para conseguir un beso perfumado antes de entrar en la cámara nupcial.