Si se habla de hockey sobre patines, es palabra autorizada. Fue campeón del mundo con la albiceleste en el ’95 en Recife (Brasil) y jugó en el mayor equipo del mundo como el Barcelona español. También fue distinguido como el mejor del planeta en este deporte. Hoy, ya alejado del bochín y el stick, pero con el conocimiento y el orgullo familiar de tener en el equipo de Martinazzo a su hermano menor Mariano (es el capitán), ayer observó detenidamente el triunfo de Argentina sobre Portugal (3-2) en la redacción de DIARIO DE CUYO.
Con la misma tranquilidad con la que se deslizaba por las pistas de hockey, ayer mirando en la pantalla chica, con su brazo izquierdo sosteniendo su cara, se lamentó rápidamente cuando antes de los 2 minutos la selección perdía. "Entraron muy desesperados", lanzó. Después reconoció el sistema de juego portugués, "ellos defienden bien, nos esperan y cuando pueden le pegan a la espera del rebote".
No esbozó mucho fervor en sus comentarios, y sólo un "dale, dale Mono", cuando su hermano ganaba en el fondo y salía con bocha dominada. No obstante tiró un pronóstico al termino del primer tiempo que luego se cumplió: "se lo vamos a ganar en el minuto final".
Después festejó cada gol con fervor y cuando Pablo Alvarez convirtió el tercer gol destacó que el "partido ya estaba terminado".
Luego, con el hecho consumado y la victoria que lo dejó muy alegre, analizó al equipo. "Es importante porque el tramite ya está hecho. Es cierto que se aceleraron al comienzo, pero con ganas y mucho coraje lo dieron vuelta. Este es un equipo que tiene presencia y está muy compacto".
Mientras que con respecto a lo que se viene, el Panchito tiró: "Lo veo bien porque tiene recambio y el que entra demuestra responsabilidad. Sólo espero que el hecho que se cambien de pista (jugarán en Vigo) les caiga bien", cerró el campeón del mundo en Recife.
