Podrá golear, ganar solamente o, inclusive, hacer goles que lleguen hasta por regalo, pero es innegable que esta Selección argentina tiene una bandera indiscutible: la que levanta Carlitos Tevez. El alma y el corazón con que juega el Apache es todo un símbolo de este equipo plagado de estrellas que no le hace cara fea al sacrificio. Tiene buen juego. Le sobra gol. Jerarquía. Personalidad. Es más, si hasta el mismo Maradona ha juntado el grupo y le ha dado identidad.
Bárbaro, pero en un Mundial todo puede quedar hecho trizas en un solo partido. Pero este espíritu de Carlitos que alimenta el motor del juego y del aspecto anímico es la pieza que le da un plus extra al equipo que ya no tiene vergüenza en decir que su obsesión es sólo una: Ganar el Mundial.
