Tenía que ganar de cualquier manera. Y lo logró, pero no de cualquier manera. Fue con aires de grandeza. Demostrando estar vivo. Ayer San Martín consiguió un triunfo muy importante porque hacía cinco fechas que no festejaba y lo más importante, jugó bien al fútbol. Con la pelota al piso, abriendo la cancha y no regalándola aunque no hubiese pase final. Copó rápidamente la mitad de la cancha y tuvo un gran primer tiempo para marcar la diferencia con el gol de Maxi Herrera. Y aguantar y explotar la contra en el complemento, donde lo liquidó con el tanto de Mariano Torresi.
La semana, que había sido dura por la separación de ocho jugadores, pareció no pasarle factura y esa herida ayer cicatrizó, por lo menos en la cancha. El equipo tuvo orden, no se desesperó, fue protagonista y con autoridad se trajo 3 puntos vitales para levantarse anímicamente.
Mucho tuvo que ver el orden defensivo, donde Sánchez fue el abanderado. Pero donde ganó el partido fue en el medio, con el doble cinco Rojas-Torresi. Juntos fueron la pareja ideal para quitar, descargar, abrir la cancha y generar juego. Y adelante Roberval fue, por vocación, un dolor para la defensa del Halcón.
Desde el inicio del encuentro fue el Verdinegro el que manejó el trámite. A los 11′ tuvo la primera, encaró el Pelado Díaz, descargó con Quiroga y Damiani mandó el centro que Roberval tiró por encima del travesaño. No tuvo demasiado peligro, pero marcó un común denominador: el juego colectivo. Sobre los 18′, Quiroga se devoró un exquisito pase en profundidad del brasileño, ya que quiso cruzarla.
No se llegaba a los 20 minutos y el Verdinegro era dueño del pleito. Con Damiani y Más que subían por los laterales, ante un Defensa que era muy largo y dejaba regalado el medio para que Rojas fuera el distribuidor.
Tanto dominio tuvo su justicia. Iban 34′, centro cerrado de Díaz al segundo palo, le sobró a todos y apareció Herrera para poner la cabeza y abrir el marcador.
El complemento cambió, porque el local se paró más arriba, metió dos cambios rápidamente y se le plantó de igual a igual. Y ahí fue donde apareció la inteligencia sanjuanina, porque aguantó y aprovechó la desesperación ajena.
La misma que llevó a que, de contra, lo liquidara. Porque al Pelado Díaz se la sacaron de la línea cuando entraba Roberval. O cuando el brasileño dejó dos en el camino y lo bajaron cuando se iba solo. También se lo pudieron empatar con el tiro libre de Vega para la estirado fantástica de Pocrnjic.
Pero el buen momento llegó cuando la urgencia lo llamaba. A los 31′, cayó el remate de Torresi para marcar sellar el partido. 2-0, para volver a creer, cargar el tanque y encarar lo que resta con la fe, el juego asociado y por abajo, que tuvo ayer como bandera.
