Una forma de evaluar el grado de evolución de la cultura, es la calidad y cuidado de los espacios públicos. Cuanto más avanzada sea una determinada cultura, mayor será el cuidado de la "cosa pública". Por el contrario, una sociedad despreocupada de lo que le pertenece, transforma a estos lugares en "tierra de nadie".

Bastó recorrer el nuevo Parque Provincial Rawson, tras la inauguración, para percibir la insensibilidad de la gente por su cuidado. La gran cantidad de visitantes dejó rastros funestos: botellas, bolsas, pañales y cajas de cigarrillos estaban regados por todos lados. Es cierto que en las 7 hectáreas del segundo parque de la provincia no hay basureros, deficiencia que debió preverse con tiempo, pero que en todo caso y mientras tanto, debería ser suplida por una actitud responsable de sus visitantes.

También se observaron actos de vandalismo en los sanitarios, con rotura de grifos, manijas y flotantes de las mochilas de agua. Sumado a esto, el lago tampoco escapó a los actos dañinos. Grandes cantidades de grancilla, que embellecían las vías para caminar, fueron tiradas al lago. Además de la mugre, algunos dañinos rellenaron botellas con ese material y las arrojaron también al lago, para que se juntaran con las bolsas y papeles que ya estaban flotando.

La educación cívica tiene varias facetas, una de ellas es la protección y el mejoramiento permanente de los espacios públicos. Pero de poco sirve inaugurar un parque o cualquier espacio verde, si no se toma conciencia que es de todos, y que entre todos, debemos cuidarlo.