Lo que empezó con sucesivos chantajes a millonarias a cambio de guardar en secreto sus infidelidades, terminó con un juicio rápido y una condena de seis años de cárcel para Helg Sgarbi. Este suizo de 44 años tenía entre sus víctimas a nada menos que a Susanne Klatten, la mujer más rica de Alemania y heredera del imperio Quandt, uno de los dueños de la automotriz BMW.
Sgarbi conoció a Klatten en un hotel de lujo, en 2007, y tuvieron varios encuentros. El gigoló empezó a pedirle dinero poco después, pretextando un accidente de tránsito que le obligaba a pagar elevadas indemnizaciones. Durante un tiempo, la mentira funcionó y Klatten llegó a pagarle hasta 9, 3 millones de euros.
Cuando no estuvo dispuesta a seguir manteniendo a su amante, vinieron las amenazas de exhibir públicamente escenas íntimas que el gigoló había grabado.
Pero algo salió mal para el extorsionador, ya que Klatten lo denunció, harta de sus exigencias, cada vez mayores.
Fue entonces cuando llegó el juicio y la noticia de que el gigoló también había hecho caer en sus redes a otras tres acaudaladas mujeres. Ayer, la justicia alemana optó por la vía rápida y condenó a seis años de cárcel a Helg Sgarbi, en un proceso de una sola vista, lo que evitó a las víctimas el apuro de pasar a declarar.
Klatten, con un patrimonio estimado de 13.000 millones de euros, proviene de una familia que optó desde hace tiempo por no vincularse con la prensa debido
a una presunta vinculación con el nazismo. Sin embargo, eso no impidió que, con este caso, se convirtiera en la comidilla de la prensa sensacionalista.
