No prosperó la versión de Manuel Alejandro ‘Cheyen’ Jofré (21) de que en la madrugada del 6 de abril del año pasado, en el barrio Colangüil, Pocito, mató de dos tiros a su vecino verdulero Omar Andrés Flores (26) porque la víctima lo obligaba a vender drogas para pagar una deuda. En su descargo declaró que aquella vez Flores se le fue encima con un cuchillo, cuando él le dijo que ya no seguiría con esa maniobra y le devolvería lo estupefacientes (778 g de marihuana, 228 g de cocaína) junto con el arma homicida, un revólver calibre 32, que usó en defensa propia. Ayer, su defensor Marcelo Abarca Gómez insistió ante los jueces con el argumento de la legítima defensa o en todo caso un exceso en la legítima defensa, pero tuvo éxito.
Los jueces Juan Carlos Caballero Vidal (h), Raúl José Iglesias y Silvia Peña Sansó de Ruiz (Sala I, Cámara Penal) adhirieron al planteo del fiscal Gustavo Manini y el defensor oficial Mario Vega, que actuó en representación de la familia de la víctima.
Manini y Vega pidieron 15 años de cárcel por los delitos de homicidio agravado por el uso de un arma de fuego y portación ilegal de un arma de uso civil. Y el Tribunal aceptó esa calificación, pero aplicó 14 años de cárcel contra Jofré.
Fue la primera condena que recibe Jofré, quien tiene otras cuatro causas pendientes, incluidas una por un robo agravado por el uso de un arma y el proceso por la tenencia de las drogas involucradas en el crimen.
Durante la investigación y el juicio, Jofré insistió en que las drogas eran de Flores, lo que indignó a los parientes de la víctima quienes rechazaron ese relato y negaron cualquier tipo de relación entre Flores y Jofré.
Ayer, el fiscal consideró que Jofré mató a su vecino cuando llegaba a su casa con un amigo que lo trasladó en remís. Y al ver a Jofré en el pasillo, como saliendo de su vivienda, se molestó pensando que pudo cometer algún delito contra sus bienes o su mujer (entonces embarazada de 8 meses) y recibió dos impactos de bala (Jofré disparó tres veces) cuando intentó buscar una explicación.