Un plomero de San Martín, de 29 años, zafó ayer de una grave acusación en su contra, la que lo tenía en la mira como el único sospechoso de haber violado tres veces a su cuñada cuando era nena: entre los 4 y los 6 años. El fiscal Gustavo Manini había pedido 12 años de cárcel para el sospechoso porque consideró, en base a las pruebas, que los ultrajes existieron y cabía atribuirle la autoría. Sin embargo, ayer un juez de la Sala I de la Cámara Penal, Juan Carlos Caballero Vidal (h) no tuvo la certeza de que las violaciones hubiesen ocurrido a tan corta edad sin que nadie lo notara (la chica recién habló de los ultrajes cuando tenía 12 años) pero dio por cierto que contra ella el plomero cometió un abuso sexual gravemente ultrajante y lo condenó a 4 años y 3 meses de cárcel, dijeron fuentes judiciales.

El fallo no dejó conforme al defensor Ismael Hidalgo: ayer anticipó que recurrirá al máximo tribunal de justicia provincial, la Corte de Justicia, para pedir que lo revise: “Si la chica mintió en algo, que la violaron, ¿por qué no creer que mintió en todo? Vamos a la Corte porque mi cliente no cometió ningún delito”, aseguró el letrado.

El caso llegó a la Justicia el 13 de abril del año pasado, cuando la niña, entonces de 12 años, le contó a una de sus hermanas que su cuñado la había violado tres veces: cuando su mamá enfermó y ella quedó al cuidado de su hermana que es esposa del sospechoso. Cuando jugaba en el fondo de la casa y la ultrajó en ese lugar a pesar de que la familia estaba en la vivienda. Y la última vez cuando su cuñado la llevaba en bicicleta y cambió de rumbo para poder someterla.

Durante el juicio, la polémica se centró en la posibilidad de que la pequeña pudiera ocultar, bajo amenazas, semejante aberración y que nadie, ni siquiera su mamá, se diera cuenta. Para el fiscal fue posible. Para el defensor, imposible ya que, según un médico, una violación hubiera obligado por lo menos a internarla. Incluso pudo causarle la muerte.