De acuerdo a lo informado por el diario Gramma, Ortega llamó a la policía para desalojar a 13 disidentes que el 14 de marzo pasado ocuparon la iglesia de Nuestra Señora de la Caridad en La Habana. Tras el desalojo violento efectuado por la policía antidisturbios, los disidentes, entre ellos un hombre de 82 años de edad, dijeron que fueron golpeados y llevados a una seccional de policía, donde fueron interrogados durante cinco horas antes de ser puestos en libertad condicional.
¿Es habitual para un cardenal que para hacer desalojar a los manifestantes pacíficos de una Iglesia, llame a la policía? le pregunté a algunos de los mayores grupos internacionales de derechos humanos y otros conocidos expertos en derecho internacional. Recordando mi época de corresponsal en el extranjero durante las dictaduras derechistas de América del Sur y Central, y a juzgar por lo que he leído de lo que sucedió en Polonia y en otras dictaduras comunistas en Europa, no podía recordar un incidente como éste.
"Nunca he visto nada como esto”, dijo José Miguel Vivanco, director del departamento de las Américas de Human Rights Watch, en referencia al desalojo de los disidentes. "Este es el resultado de una acción de la jerarquía de la Iglesia, obviamente, subordinada al gobierno cubano”, agregó. Vivanco recordó que en 1977 y 1978, durante el régimen del dictador chileno Augusto Pinochet, cientos de familiares de personas desaparecidas regularmente buscaron refugio en las iglesias para llamar la atención internacional a sus demandas. Muchos pasaron largos periodos allí, sin haber sido forzado a salir.
"A ningún obispo chileno se le hubiese ocurrido llamar a la policía”, dijo Vivanco. "En Chile el cardenal Raúl Silva Henríquez acostumbraba a decir que la Iglesia estaba allí para dar voz a aquellos que no tienen voz. La Iglesia nunca permitió que los servicios de seguridad del Estado se acercaran a las iglesias.”
Javier Zúñiga, experto en América latina en la sede de Amnistía Internacional en Londres, me dijo que la solicitud el cardenal Ortega a la policía cubana es "muy inusual”. "La Iglesia Católica ha jugado un papel muy importante en la defensa de las personas que sufrieron las dictaduras en Chile, en El Salvador, y en otros países”, dijo Zúñiga. "En esos casos, la Iglesia les defendió, y dio refugio a los familiares de los presos políticos y desaparecidos que no podían expresarse de otra manera. Eso fue respetado.”
Claudio Grossman, decano de la Escuela Americana de la Universidad de Derecho y ex jefe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, me dijo que "el asilo en los lugares religiosos es una práctica antigua, y se puede considerar el derecho consuetudinario. Desde esa perspectiva, este incidente cubano es alarmante. Va contra del rol tradicional desempeñado por la Iglesia.”
¿Cuál ha sido la respuesta de la Iglesia cubana? Un comunicado de la oficina del arzobispo 14 de marzo, dijo que "la Iglesia escucha y da la bienvenida a todo el mundo”, pero "nadie tiene el derecho de convertir los templos en las barricadas políticas. Nadie tiene derecho a estropear el espíritu de celebración de la Iglesia cubana y de muchos ciudadanos, que esperan con alegría y esperanza la visita de su Santo Padre Benedicto XVI”.
