Dos horas y media de conmoción, de drama, de temor, de indignación. Eso ocurrió en la mañana de ayer, cuando un kiosquero engañó a un niño de 10 años para arrebatar de su custodia a su hermana de 7 (ambos iban a la escuela) y cargarla en bicicleta para satisfacer sus perversos instintos: según la familia de la nena y fuentes policiales, el objetivo final de esa maniobra fue un abuso sexual con intento de violación incluido, que se frustró por razones ayer desconocidas. El final fue feliz: el sospechoso cayó en la calle, cuando circulaba en bicicleta con destino desconocido luego de perpetrar el ultraje, dijeron fuentes policiales.

Hace dos años que ambos niños recorren tres cuadras para ir de su casa en el barrio Güemes a la escuela del barrio Hualilán II, con su mamá Verónica Riveros, su papá Claudio Castro (carnicero), o solos. Nunca tuvieron problemas, hasta ayer a las 8.15. Según Claudio, a esa hora un desconocido en bicicleta los interceptó, le dijo a su hijo que su mamá lo necesitaba y cargó a la niña con la promesa de llevarla al colegio.

Cuando el niño llegó a su casa y le avisó a su mamá, a la mujer se le vino el mundo abajo. En el acto,

la conmoción ganó el lugar por la gran repercusión mediática del hecho, y decenas de policías coparon las calles, igual que familiares, amigos y vecinos salieron a buscar a la niña.

A las 10.45, cuando el miedo ganaba terreno, el agente Leonardo Moyano (Unidad Operativa Ansilta) vio al sujeto cruzar al Oeste el Conector Sur hacia el barrio San Luis, Rawson. En calle San Lorenzo, entre Urquiza e Itatí, Moyano redujo al sospechoso y mientras le daba la niña a una vecina, se enteraban por boca de la menor, que había sido atada de manos con un cinto, golpeada y manoseada.

El detenido fue trasladado en el acto a la Central de Policía por su seguridad. Resultó ser Miguel Gustavo Brizuela (29), un joven que trabaja en un kiosco, sin adicciones ni antecedentes penales, que vive con un tío en Villa Krause, informó la Policía. La pequeña fue revisada por el médico legista, quien detectó algunos hematomas y otras lesiones, pero descartó una violación, indicaron las fuentes.
Anoche había una versión de que luego de raptarla, Brizuela le tapó los ojos a la niña con un gorro de lana y la llevó a su casa en Villa Krause. Allí le habría practicado sexo oral y trató de penetrarla, pero como se resistió, la golpeó. En la siesta, allanaron esa vivienda y secuestraron 2 preservativos, dijeron en la Policía.

‘Fue un susto grande, una desgracia con suerte. Gracias a Dios todo terminó bien y gracias a toda la gente que nos ayudó’, dijo Claudio Castro.