Las personas hacían fila para poder darle un abrazo a los padres de Gabriel y la cola llegaba a la puerta de la sala velatoria. Adentro, apenas se podía caminar. Cientos de personas despidieron ayer a Carlos Gabriel Noguera, el niño de 7 años que tras morir en Buenos Aires no podía ser trasladado a San Juan por el paro en el aeropuerto de Ezeiza. El caso tomó repercusión nacional ya que su padre hizo desesperados pedidos ante los medios para que solucionaran su problema. Finalmente, el cuerpito de Gaby llegó ayer a las 4 e inmediatamente fue velado en la sala Cristo Rey, de Caucete, departamento cuyos vecinos se volcaron masivamente para acompañar el doloroso adiós.

"Quiero agradecer a los que se preocuparon por mi caso. Pero ya no tengo fuerzas para seguir hablando", dijo Carlos, el padre del chico que no se despegó del féretro junto a su esposa Sandra.

Gabriel sufría leucemia y desde hacía cinco años que era tratado, los últimos tres en Buenos Aires. Su lucha cesó el miércoles pasado y no sólo el cuerpo quedó varado en Buenos Aires, sino que los padres del niño tampoco podían viajar, ya que a los inconvenientes de operar solamente desde Ezeiza porque el Aeroparque Newbery está cerrado por refacciones, se sumó un paro de pilotos.

Según familiares de Carlos, la línea aérea LAN se solidarizó con los Noguera y ofreció un vuelo a Mendoza y luego un traslado terrestre a San Juan (los padres debían viajar por Aerolíneas Argentinas), que se concretó en la madrugada de ayer.

Vencidos y abrazados, Carlos y Sandra no dejaban de mirar la foto de su único hijo, sonriente y feliz, colocada sobre el féretro. Niños con guardapolvos llorando y decenas de personas en silencio sobre los escalones de entrada a la sal y la vereda esperaron hasta poco más de las 16,30. Entonces, se inició el cortejo fúnebre para sepultar en el Cementerio de Caucete al niño cuya muerte conmocionó al país.