Canadá, 12 de febrero.- Robyn Benson, una mujer embarazada que padecía muerte cerebral, fue mantenida con vida por médicos de un hospital canadiense y falleció un día después de dar a luz a su hijo, quien nació mediante cesárea a petición de su marido.

La mujer murió el pasado domingo en el hospital a escasa horas del nacimiento de su hijo, Iver Cohen Benson, que se encuentra en perfecto estado de salud.

El pasado 28 de diciembre, Robyn, de 32 años y embarazada de cinco meses, sufrió una hemorragia cerebral y fue declarada muerta cerebralmente un día después.

A petición de su esposo, Dylan Benson, los médicos de un hospital de la provincia de Columbia Británica, en la costa del Pacífico canadiense, mantuvieron con vida su cuerpo a la espera de que el feto cumpla 34 semanas de gestación y pudieran practicar una cesárea.

Dylan mantiene un blog titulado Iver, el nombre elegido por la pareja para ponérselo a su hijo, en el que relató la trágica historia de Robyn.

"Por un lado, no puedo esperar para reunirme con mi hijo e intentar darle la mejor vida posible e intentar ser el mejor padre para él. Por otra parte, sé que el día que nazca, será el día que tendrá que decir adiós a Robyn", había escrito Dylan en el blog.

Semanas atrás, trascendió el caso de otra joven en una situación similar, que fue desconectada. Luego de dos meses de peticiones por parte de su familia, el hospital John Peter Smith de Fort Worth (Texas, EE.UU.) accedió a desconectar de un respirador artificial a Marlise Muñoz, una embarazada de 33 años con muerte cerebral, en respuesta a una resolución judicial.

Muñoz, una vecina de Haltom City (Texas), fue declarada con muerte cerebral el 28 de noviembre pasado cuando estaba embarazada de 14 semanas y tras haber sufrido una embolia pulmonar un par de días antes.

Su esposo la encontró inconsciente el 26 de noviembre y el caso trascendió por las discrepancias entre la familia, que consideraba que la muerte cerebral de Muñoz y la afectación del feto eran irreversibles, y el hospital, que aseguraba que, con la ley de Texas de por medio, no podía desconectarla.

La familia llevó el caso ante la Justicia y el juez R.H. Wallace les dio la razón: el hospital debía desconectar el cuerpo de Muñoz del respirador porque el feto no estaba en condiciones para sobrevivir y la paciente había sido declarada en muerte cerebral.