Al aprobarse el proyecto de la Avenida de Circunvalación, muchas casas y negocios de adobe fueron derribados con el fin de facilitar la traza y evitar ese tipo de construcción. Por este hecho, todos los propietarios expropiados recibieron una indemnización para poder comprar o construir nuevas viviendas y más seguras.
El riesgo sísmico ha puesto como centro de atención el tipo de construcción de casas y locales en cuanto a la seguridad de quienes los habitan o concurren. No se trata de establecer comparaciones constructivas sobre materiales, rendimiento o resistencia entre el ladrillo, el adobe u otros, sino más bien observar que tanto en unos como en los restantes, la materia prima está condicionada a una reglamentación. Son las normas y habilitaciones que se refieren al tipo de construcción sismorresistente que incorpora hierro y hormigón a nivel estructural. No obstante, el San Juan tradicional todavía mantiene construcciones de adobe que han resistido terremotos.
Si en la oportunidad anterior se expropiaron todas las edificaciones de adobe afectados por el trazado de la Avenida de Circunvalación, en compensación por el servicio y bien público que representaban, no menos importante es el caso a considerar en la actualidad, de viviendas y negocios que también representando un bien social, debieran ser recompensados en similar forma a favor del progreso por la normativas vigentes en cuanto a la seguridad sísmica. Recordemos que las políticas públicas atienden a todos los sectores sociales por igual, o al menos ese es su objetivo, ya que el sacrificio de la habitación propia siempre es mérito de su propietario, por años de vida y dedicación o por herencia cultural al trabajo y esfuerzos familiares.
