Cuando el análisis de cualquier planteo requiere un orden, no sólo en la lógica del discurso y el pensamiento sino además en la producción del conocimiento, la opinión sobre el mismo es absolutamente intrascendente y puede llegar hasta la necedad. Nuestras universidades no sólo preparan en un saber teórico especulativo sino además en un saber práctico y utilitario. El profesional que egresa de ellas reconoce que en el campo de la experiencia cotidiana de vida, ambos se deben combinar no sólo para no perder el sentido de la realidad sino también para dar respuestas fácticas que requieren no sólo del decir sino del hacer y producir.
Cuando las presunciones sugieren que la opinión induce a pensar para sacar conclusiones, el punto de partida y a lo que se quiere llegar para afirmar algo es de vital importancia. Sin necesidad alguna de ejercer por cada opinión que se emita un derecho a réplica y tan sólo por la honestidad del conocimiento es siempre oportuno advertir cuando sobre el mismo las contradicciones están presentes. Por ello y para construir el saber con el máximo de certeza y veracidad se debe observar no sólo la forma del conocimiento sino fundamentalmente su construcción. Para ello voy a tomar de ejemplo una nota periodística que merece su análisis: A la afirmación de admiración ¡Menos filósofos, más ingenieros!, de Andrés Oppenheimer, columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald, Miami EEUU publicada por este medio el 20 del corriente alega que "Estamos viviendo en una economía global basada en el conocimiento, en la que las patentes de nuevas invenciones -producidas por ingenieros, científicos y técnicos- generan a las naciones mucho más riqueza que las materias primas”. Toda construcción del saber o del conocimiento tiene por finalidad el desarrollo intelectual e integral de la persona y por ello no sólo se persigue su realización personal sino además su bienestar físico y económico. Para ello el ser humano no sólo debe prepararse desde la familia sino estudiar y trabajar. Es evidente que el planteo pasa por las profesiones, los profesionales y la explotación de los recursos naturales.
Si observamos la misma realidad tomaremos referencia cierta de que lo que más se observa a nuestras miradas es una explosión de imágenes referidas a la construcción de edificios y casas, tecnologías de artículos de consumo doméstico e industrial, y por consiguiente una impresionante expansión de la video imagen y el mundo de las comunicaciones que toma del hombre no parte de su vida sino toda la vida misma.
Por otra parte la filosofía es la madre de todas las ciencias pues en base a la razón construye no sólo hipótesis sino que da los fundamentos teóricos para todas las ciencias. Independientemente de la autonomía ganada por ellas.
Si afirmamos que las universidades producen demasiados filósofos y pocos ingenieros y por otro lado que se deben producir más científicos, en tal afirmación hay una contradicción pues unos y otros deberían ser hombres de ciencia. Y por consiguiente ¿Dónde están los filósofos? Particularmente no veo casi ninguno, si veo una impresionante cantidad de ingenieros. Por consiguiente, las empresas y las multinacionales demandan ingenieros y por lo tanto empleo, el capitalismo y el mundo consumista casualmente demanda lo mismo, es decir, unos pocos, demandan lo que muchísimos estudiantes, empleados o profesionales deberían ser y hacer. El saber pasa por el carácter estrictamente utilitario "dime cuánto produces y te diré cuánto vales”. Mi pregunta ahora es ¿quién produce verdaderamente un pensamiento constructivo sobre lo que la persona hace? Diremos: Pasa toda tu vida construyendo, trabajando y produciendo como cualquier trabajador, pero jamás te detengas a pensar y producir para ti mismo y menos aún en conocer quién eres. Desde otro punto de vista: Si quieres dar trabajo a los demás construye, haz una empresa, una industria y produce cada vez más profesionales para ellas pero ten cuidado porque si quieres progresar, tener un bienestar y ser solvente económicamente, reduce la mano de obra pues la ecuación siempre es para pocos lo que nos pertenece a todos.
(*) Filósofo, pedagogo, orientador educacional y escritor.
