Las autoridades educativas bonaerenses han instrumentado un Plan de Continuidad Pedagógica, para aplicarlo a partir de 2012 en todos los establecimientos públicos y privados de la jurisdicción, que garantice los contenidos del aprendizaje al alumno que falte a la escuela por problemas de salud o cuando se interrumpan las clases.

El instructivo escolar será una especie de guía para las autoridades y la comunidad educativa de cada escuela. Deberá ser consensuada con las entidades periescolares y padres de los alumnos. La idea es que en cada establecimiento se resuelvan los problemas coyunturales, por ejemplo si un chico se enferma y pierde la continuidad de las clases. También cómo devolver los días perdidos por otros imprevistos como paros docentes y contingencias naturales, caso de vendavales e inundaciones, o como sería en nuestra provincia la inactividad por movimientos sísmicos. En todos los casos cada establecimiento deberá fijar sus pautas con la premisa de cumplir con el mínimo de días de clase fijado por el calendario escolar y elaborar un Programa de Prevención del Riesgo.

El Plan de Continuidad Pedagógica de la provincia de Buenos Aires incluirá un apartado donde se precisará cómo se deben reprogramar las clases. La medida también apunta a terminar definitivamente con las horas libres ya que, cuando esto suceda, se impartirán talleres de enseñanza que incluyan temas vinculados con la materia que debía ser dictada.

El instrumento bonaerense es una buena iniciativa que merece ser observada con atención en el resto del país. Son soluciones para problemas idénticos de un calendario con un mínimo de días de clase.