En los próximos sesenta días serán desprogramados los cuatro cazabombarderos Mirage de la Fuerza Aérea Argentina que todavía vuelan, luego de más de tres décadas de operaciones y brillante actuación en la Guerra de las Malvinas. El escuadrón ha sido desmantelado por la falta de repuestos para un avión que dejó de fabricarse hace tiempo, mientras todavía las autoridades no deciden sobre el tipo de aparato que lo reemplazará para el control de nuestro espacio aéreo.

Se trata de disponer de un medio moderno para interceptar aeronaves furtivas que ingresen al territorio nacional y se complementen con los radares tridimensionales fabricados por Invap para vigilancia del Atlántico Sur. Estos equipos son parte de una serie de seis que desarrolló la empresa rionegrina para alerta temprana, con un alcance de alrededor de 400 kilómetros. El Sistema de Vigilancia y Control Aeroespacial, incluye el despliegue de cuatro equipos en provincias del Norte (Plan Escudo del Norte) para el esquema de lucha contra el narcotráfico, contrabando de mercaderías y tráfico de personas.

Mientras aquí las indecisiones siguen en la etapa de proyectos, el Reino Unido acaba de sumar una nueva provocación armada al reforzar el sistema de defensa aérea de las Malvinas, concordante con las declaraciones del secretario de Defensa británico, Michael Fallon, en marzo pasado. Durante una sesión del Parlamento, el funcionario justificó

un refuerzo de 267 millones de dólares en el presupuesto militar del archipiélago, por considerar que existían "constantes intimidaciones del Gobierno argentino".

En este caso parece valer más la presión que el diálogo y la vía diplomática para arreglar diferendos.