�El fenómeno climático conocido popularmente como El Niño suele ser el responsable de que normalmente se produzcan precipitaciones níveas, en conjunción con otros factores, y en contraposición con La Niña que se asocia a años secos en estas zonas del mundo. Según Héctor Concha, históricamente, la presencia de El Niño se traduce normalmente en aluviones del lado chileno de la cordillera, y en mayores acumulaciones de nieve en la zona del Valle del Cura (Ríos Las Taguas y Jáchal) y no tanto en Calingasta (Río San Juan). Entonces para él, de producirse el Niño ‘’va a haber mayor acumulación en la zona de Iglesia y Jáchal y debería esperarse un aumento del caudal hacia la primavera, con un deshielo temprano hacia octubre en la parte alta del Río Jáchal’’. En cambio para Calingasta, dijo que ‘’también habrá acumulación, pero sólo en la parte más alta de la cordillera y eventualmente también tendríamos deshielo temprano’’. El nombre de El Niño (refiriéndose al niño Jesús) fue dado por los pescadores peruanos a una corriente cálida que aparece cada año alrededor de Navidad.