1-Ver la selva tropical de la Amazonia
Hay algo de místico en la selva tropical de la Amazonia, en especial porque buena parte de sus más de 4 millones de kilómetros cuadrados no se han cartografiado. Belem o Manaus son buenos lugares desde los que hacer un tour por la jungla.
Esta antigua ciudad minera del oro permite ver cómo era el país hace algunos siglos. Calles estrechas y empinadas perfectas para explorarlas a pie. Hay 23 iglesias preciosas en este pueblo, pero ninguna más hermosa que la Igreja de Nossa Senhora do Pilar con sus 900 kilos de oro y plata decorando el interior.
Petropolis es el lugar al que los cariocas van para huir de la ciudad. El antiguo palacio de verano de Pedro II es hoy el Museo Imperial, donde se puede descubrir más sobre la familia real; entrar en contacto con la historia alemana de la región mientras se toma una cerveza en la cervecería Bohemia (una de las primeras de Brasil) y una croqueta de ternera de Casa do Alemao.
Este lugar, en la Cueva del Lago Azul asombran con su agua azul brillante y sus formaciones de estalactitas.
Florianopolis tiene dos caras increíbles. Los días en la Isla de Santa Catarina son perfectos para hacer surf en algunas de las olas más estupendas. Y las noches son para salir de fiesta en una ciudad que rivaliza con Ibiza en cuanto a discotecas, gente linda y buenos momentos.
