Desde hace largo tiempo, la inseguridad es una permanente preocupación de los argentinos. Desde el Gobierno nacional se hizo siempre referencia a la dicotomía entre "sensación colectiva” y realidad. En esa visión se daba por establecido que la delincuencia no pasaba de niveles normales. Sin embargo, los datos duros parecen contrarrestar esa caracterización oficial de la falta de seguridad como un problema de comunicación de políticas públicas. De hecho, la Argentina tiene la tasa de robos más alta de América, según un informe del Observatorio Hemisférico de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que revela que el índice duplica la tasa promedio evaluada en 28 países americanos.

El informe de la OEA, puso en evidencia la fuerte incidencia del delito en la Argentina. Así, la tasa de robos fue de 973 cada 100.000 habitantes, cuando el promedio en el continente es de 456 cada 100.000 habitantes. La comparación establece que los robos en la Argentina son mucho más frecuentes que en Brasil, Chile y Uruguay. La secuencia de comparación efectuada por el Observatorio de Seguridad Hemisférica de la OEA permite visualizar que la relación del delito con la Argentina no depende de un gobierno, pero que tampoco hubo Poder Ejecutivo en la última década capaz de reducir esas altas tasas de delito en nuestro país.

Desde el 2000, la Argentina es el país con más robos en América, proporcionalmente. Tuvo picos durante 2002 y 2003, con tasas de 1.253 y 1.146 robos cada 100.000 habitantes, respectivamente, pero la disminución fue apenas perceptible en la estadística. La mayoría de las naciones americanas completó sus estadísticas de 2010, pero en el caso argentino el organismo internacional tuvo que utilizar las de 2008, las últimas informadas oficialmente por el Ejecutivo. Las informaciones extraoficiales del Ministerio de Seguridad afirman que en el último año bajó la cantidad de robos. Sus funcionarios afirman que esa disminución fue drástica en la ciudad de Buenos Aires.

Sin embargo, en las propias oficinas en las que se analizan los mapas de delito porteño se indicaron niveles considerablemente más altos que los conocidos a través de la crónica de los medios de información masivos. En el aumento del delito hay múltiples causas. Sin embargo, hay que destacar dos: el impacto del narcotráfico, con ajustes de cuentas, muertes por disputas territoriales y jóvenes que salen desesperados para mantener su adicción, y el pobre entramado institucional del sistema penal, que se muestra incapaz de contener la creciente ola delictiva.