En el pasado Apertura de los nueve partidos que jugó en condición de visitante tan sólo pudo ganar uno y por eso su deuda pendiente pasó a ser en cada presentación lejos de Concepción. Consumada esa primera mitad la propuesta fue, mencionada incluso por los jugadores, que para este Clausura tenían que hacerse fuertes y ganarse el respeto de visitante. Sumar en esa condición. Y eso, en lo que va de este 2012, lo tomaron en serio y lo están plasmando en los resultados, ya que de tres presentaciones que lleva, ha sumado 4 puntos y sólo ante Tigre se volvió con las manos vacías.
Estos números se traducen en el convencimiento y lo que ha madurado este San Martín para dar batalla lejos de San Juan y acumular no sólo puntos, sino demostrar un crecimiento para jugarle de igual a igual y no sentir esa presión de ser visitante.
Y si bien no tuvo fortuna frente a Tigre porque arrancó perdiendo al minuto (terminó 1-3). Lo demostró con absoluta claridad ante Lanús para superarlo con jerarquía por 3-1. Y el domingo volvió a sumar frente a Argentinos Juniors con el empate en uno tras ir perdiendo. Incluso lo pudo ganar en el final.
En definitiva este San Martín, al menos en este inicio, es diferente al del segundo semestre del 2011. Aquel sólo sacó 7 puntos sobre 27 y este ya acumula 4 de 9 y que pudieron ser más. Aquel obtuvo apenas un triunfo (ante Olimpo 3-0) y este ya tiene uno adentro, que fue sobre Lanús.
Astuto, irrespetuoso, práctico, inteligente. Tomar la iniciativa y no esperar la propuesta ajena. No rendirse jamás y hacer de las individualidades un conjunto que como bloque funciona aceitadamente. Esas son algunas de las cualidades y virtudes en el conjunto de Daniel Garnero, que de a poco se va ganando el respeto en tierras lejanas. Y está en ese respeto de los demás que encuentra la pelota y los espacios.
Propone y genera. Se solidificó atrás y en el medio es luchador y a la vez encarador. Para completarla con el enorme presente de Caprari para ser el goleador del Clausura. Esa es la propuesta, y la respuesta es que creció jugando lejos de casa. Una deuda que se empieza a saldar.
