Dos camisas que no se corresponden con la ropa que vestía Raúl Tellechea cuando desapareció. Un pequeño hueso de animal, supuestamente de un cerdo robado que murió tras ser escondido por ladrones en una de las 85 piletas de la ex bodega Torraga en Caucete. Y una mujer que llamó a la policía para decir que su pareja, un mecánico, había sido el sujeto (luego se constató que no era así) que el martes 13 de octubre pasado llamó al 911 para decir que allí estaba el ingeniero que no aparece ni vivo ni muerto desde el 28 de setiembre de 2004.
Ese fue el resultado hasta ayer, cuando se cumplieron 13 días de búsqueda en casi todas las piletas de la bodega que se hizo famosa en 1993, porque allí se estiraron con alcohol metílico (no apto para consumo humano) los vinos "Mansero" y "Soy Cuyano" que dejaron al menos 30 muertos y más de 100 personas con secuelas, en varios casos irreversibles.
Y las expectativas en la policía de encontrar los restos del profesional no son las óptimas. Ayer estimaron que hoy podrían terminar de desagotar las últimas 6 piletas que contienen unos 30 centímetros de líquidos, y no descartaron que si todo marcha bien (esperan tener un camión atmosférico de San Martín) hoy mismo los bomberos puedan explorar los depósitos.
De todos modos los pesquisas están convencidos de que no encontrarán ningún cuerpo, y tienen mil hipótesis sobre la intencionalidad del llamado anónimo al 911.
Así se frustraría otro rastrillaje más de un misterioso y complicado caso, que para el juez que investiga, Leopoldo Zavalla Pringles, tiene claros signos de configurar una desaparición forzada, es decir de un crimen contra el ingeniero.
El mismo Zavalla Pringles había ordenado la captura de Tellechea cuando se inició el caso porque sospechó que, como empleado de la mutual del personal de la universidad nacional local, había cometido un fraude que rondaba los 14.500 pesos con el pago de sobresueldos a su favor.
Después el eje de su investigación varió, sobreseyó al ingeniero por el delito de fraude y le atribuyó ese ilícito a quienes lo habían denunciado, la ex comisión directiva de la mutual. Luego un tribunal superior anuló ese fallo por falta de fundamentos, y la investigación sigue, con la expresa manifestación de los hijos de Tellechea de esos ex directivos están ligados con el secuestro y asesinato de su padre.
Además, el juez procesó a un joven que habló de secuestro por fuerzas de seguridad, de muerte por falta de insulina y el entierro en la periferia del dique de Ullum. Pero Tellechea no fue hallado y por orden de un tribunal superior ese sujeto fue liberado y ahora se espera un informe de peritos de Mendoza para saber si fabula o no.
En el medio, el gobierno ofreció una recompensa de hasta 100.000 pesos y hubo testigos que dijeron haberlo visto vivo, por eso se lo buscó en San Luis, Mendoza, La Plata y hasta en Chile. Oficialmente, un juez declaró la presunta muerte de Tellechea y paralelamente a esa decisión, en la policía buscaron el cuerpo en diques, canales, médanos y montañas. Y nada.
Todo indica que, por enésima vez, no será posible saber qué fue del ingeniero.
