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El ludópata es incapaz de abandonar el juego, sin importar cuál sea el resultado, ya sea en el ámbito real o virtual. Esta actitud lo lleva a dejar de disfrutar del juego y se convierte en un desafío que debe superar, sin importar cuál sea el costo, y generalmente continúa apostando con la motivación de recuperar todo el dinero que ya perdió en el mismo juego.

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El ludópata destina dinero para el juego que sabe de antemano que no puede utilizar. Es que la suma que apuesta, generalmente es necesaria para poder cubrir sus necesidades básicas. Y en muchas ocasiones pide prestado dinero a otra gente, o a una entidad financiera, para continuar apostando y así saciar su necesidad de recuperarse.

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Para reconocer a un adicto al juego, uno de los ejes principales es el cambio de personalidad que sufre. Los ludópatas se muestran malhumorados y desinteresados en su vida cotidiana, pero una vez que ingresan a una sala de juegos su carácter cambia rotundamente. Generalmente dejan de pasar tiempo con su familia y amigos.

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Esta adicción no tiene una causa o circunstancia definida como sí se puede encontrar en aquellos adictos a las drogas o al alcohol. Es por esto que el tratamiento se vuelve más complejo ya que a los profesionales les cuesta encontrar la raíz del problema que lleva al ludópata a gastar cifras de dinero siderales para el presupuesto que maneja.

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Esta adicción tiene cura y para ello es muy importante que el adicto quiera recuperarse. Generalmente los ludópatas piden por ayuda profesional luego de quedarse sin más dinero y con muchas deudas. Para la recuperación es vital el acompañamiento de la familia ya que, dijeron los profesionales, es necesario restablecer los lazos de ellos con el adicto.