David Páez (35 años) está casado con Noelia Aguirre, sanjuanina como él. Son padres de Nicolás (5 años), la luz de sus ojos. El “Cachi”, como le dicen sus amigos y sus compañeros en la Selección Argentina, es la figura más representativa del equipo de cara al Mundial que se jugará en San Juan. En un día de descanso, habló con DIARIO DE CUYO de su vida. De sus sueños, de su familia. De la Selección, del Mundial…
-No estás con la Selección pero ¿seguís en el mismo lugar?
-Sí, estoy con mi familia descansando de todo. Lo decidí hace unos días. Porque lo que me ofrece este bellísimo lugar es lo mejor que me ha pasado desde que he llegado. A Noelia le encanta. Incluso ayer comimos un asado acá. Vinieron mis cuñados con las novias. Mi suegro también.
-¿Es parecido en algo a donde ustedes vivían en Barcelona?
-Esto no tiene nada que ver. Es muy difícil encontrar un lugar así que esté cerca de la ciudad. Y más nosotros, que vivíamos en una zona de playa.
-¿Te estás acostumbrando de nuevo a San Juan?
-Yo soy feliz viendo a mi hijo que está feliz. Nico tiene 5 años y vemos con mi mujer que él se va adaptando día a día a San Juan. En el colegio le va muy bien. Va al jardín de cinco del Fray Mamerto Esquiú.
-Pregunta obvia: ¿Juega al hockey?
-¡Que te parece! Sí, está en Concepción, el club que es mi casa.
-¿No será tan malo como el papá?
-Ojalá que no sea tan de madera (risas). Más allá de eso, nuestra felicidad gira alrededor de él. Pero está claro que nos va a costar acostumbrarnos al ritmo de vida de San Juan. Todavía no me retiro de lo que es el tema profesional mío. Después, ya veremos.
-¿Vas a seguir vinculado al hockey cuando te retirés?
-No, no me gustaría.
-Que raro, sos una excepción
-Es que no me veo como técnico, por ejemplo. Me gustaría hacer otras cosas afuera del hockey.
-¿Cuáles otras cosas?
-El tratar de poner un negocio de algún rubro en especial. Todavía no sabemos cuál, porque lo estamos estudiando con mi mujer. No nos queremos equivocar.
-¿Hiciste plata en España?
-Soy un privilegiado. Me ha ido fantástico y gracias al Barcelona hoy soy lo que soy y tengo lo que tengo. No me puedo quejar de nada.
-¿Y volviste para terminar un ciclo de tu vida?
-Es lo que quise siempre. Cada año, cuando terminaba una temporada, me podría haber ido con mi familia a otras partes del mundo pero siempre nos vinimos para acá. San Juan es mi vida.
-¿Y tu familia materna?
-Mis hermanos los tengo todos muy bien. Gracias a Dios todos con trabajo. Incluso el Huevo (por Carlos) que lo han elegido técnico de la Primera de Concepción. Mis papis están separados, pero mi vieja siempre está ahí. Luchando y eso a mí, como hijo, me pone muy contento.
-Hoy en el hockey ¿qué es lo que te motiva?
-Sólo el Mundial. Quiero llegar al cien por ciento. No quiero defraudar a gente que ha confiado en mí. Como José (Martinazzo). Debo decirlo, gracias a él estoy acá. Y por eso lucho.
-¿Ya no te quedan deudas pendientes en el hockey?
-Gracias a Dios tuve la oportunidad de ser campeón del mundo con mi hermano El Negro (José Luis) en Reus 1999 y eso es lo máximo que me pudo pasar. Además con Barcelona gané todo.
-¿Están obligados a ganar el Mundial?
-No es una cuenta pendiente ni tampoco una obligación. Lo que sí está claro es que tenemos un muy buen equipo. Para ganar el Mundial. Pero nos tenemos que quitar de la cabeza que es una obligación ser campeones. Hay que estar tranquilos, nada más.
-¿El ser local, suma o compromete?
-Es complicado. Suma porque sabés que tenés tu gente ahí, alentándote. Pero te mete presión porque no les podés fallar.
-Hipotéticamente sos campeón del mundo ¿qué?
-Antes que José me llamara, pensaba y tenía flashes que era campeón en el Cantoni. Sería el broche de oro a mi etapa como jugador.
-¿Y si no lo sos?
-Sería un golpe muy duro. Y quizás sea el paso para decir: se acabó, no juego más.
-¿Cómo te autodefinís?
-Como una persona tranquila, noble, amigo de sus amigos y que no defraudaría a nadie.
