Diego Armando Maradona dirigió su primer partido como técnico del seleccionado argentino y lo vivió con mucha intensidad, sabiendo que su sola presencia provocó que se llene el estadio Monumental.

Maradona pasó una noche especial, casi sin dormir, según contaron sus allegados, porque siguió analizando a Venezuela, dándole vueltas a su equipo, buscando no dejar ningún detalle librado al azar.

Dicen que no es obsesivo, pero se esfuerza por serlo, por ver todo, por no perderse de nada. Una vez que sus dirigidos comenzaron a salir de sus cuartos en el complejo de Ezeiza, ya Maradona estaba más tranquilo, buscando transmitirle a los jugadores su serenidad.

Con palabras de aliento fue saludando uno a uno a sus jugadores hasta el momento de la charla técnica, donde nuevamente apeló a la importancia de sentir la camiseta celeste y blanca.

Ya en la cancha de River comenzaron desde temprano las primeras muestras de cariño para el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos.

“Maradona y once más”, fue la primera bandera que se colgó en la cancha de River, de fondo blanco, escrita con letra negra y firmada por “los Maradonianos”.

También estuvo presente la familia del “diez” y una bandera de su hija, Giannina dedicada a Sergio Agüero: “Papá yo te aliento de la ´Kuna´, Benja” y al lado otra que decía “DT, te bancamos más que nunca” y lo firmaban sus hijas y su nieto.

La presencia de Maradona en el seleccionado argentino causó furor en Escocia, asombró a todos en Marsella y superó todo lo imaginable en su país, en Argentina donde, como no pasó siempre, esta noche fue “profeta en su tierra”.