Muchos todavía estarán molestos por el resultado. Boca perdió, sí. Y el dolor en los hinchas xeneizes se hizo mayor por ser ante su archirrival de todos los tiempos y en la mismísima Bombonera. Pero bueno es en los malos momentos, acordarse de los buenos recuerdos, esos que tratan de por lo menos tapar un poco de amargura. A quién se le puede quitar de la cabeza, ese tiro libre ejecutado por Riquelme que ponía anoche el empate transitorio ante el Millonario. Juan Román, criticado por muchos, volvió a ser figura sin estar en su mejor forma. Muchos podrán criticar su estado físico, llamarlo +pecho frío+, molestarse por la frialdad del enganche a la hora de expresarse, pero solamente él puede pegarle con esa sutileza a la pelota para meterla justo en el lugar donde la metió. Todo intento de Barovero hubiese resultado inútil para tapar ese remate. Fue letal. Román se dio el gusto de hacerlo en el encuentro que paraliza a todo el país y que se roba todas las miradas. Hoy, a pesar de las gastadas y de los afiches en contra de él, quién puede negar que fue Román el gran protagonista de esos goles que obligan hasta al hincha de la vereda opuesta, a reconocer su majestuosidad. Porque a pesar de los colores, el verdadero hincha del fútbol no puede dejar de reconocer esas jugadas. Esos tiros libres que solamente él puede ejecutar de esa forma. No solamente los xeneizes, no sólo los +riquelmistas+, sino todos los amantes del buen fútbol, te agradecen por la esa sutileza Román.
