El gobierno estadounidense de Barack Obama quedó ayer en del ojo del huracán luego de que la agencia de noticias Associated Press (AP) lo acusara de haber espiado a sus periodistas, lo que desató pedidos de explicaciones y condenas de todo el arco político y asociaciones de prensa.
La lluvia de críticas de oficialistas, opositores y organizaciones de prensa tuvo como blancos al presidente Barack Obama y a su fiscal general, Eric Holder, titular del Departamento de Justicia, que fue el responsable de grabar conversaciones telefónicas de periodistas de AP.
En una comparecencia ante la prensa, el propio Holder dijo ayer que las grabaciones telefónicas se realizaron con autorización de la Justicia como parte de una investigación que buscaba revelar la fuente anónima que trasmitió a AP información confidencial que según el fiscal conllevaba un riesgo para la seguridad nacional.
El jefe de los fiscales estadounidenses dijo que se trató de una de las ‘filtraciones más serias‘ que haya visto. Holder, agregó que la gravedad de la filtración justificó la aplicación de ‘medidas muy agresivas‘, aunque se desligó de cualquier responsabilidad.
‘Me inhibí de este asunto (la investigación) para evitar un conflicto de intereses‘, explicó el titular del Departamento de Justicia, quien aseguró que él mismo fue investigado e interrogado por el FBI por este caso.
Según informó el Departamento de Justicia después de la conferencia de prensa, la persona que quedó a cargo de la investigación desde el comienzo fue el número dos de Holder, el Fiscal General adjunto Jim Cole.
Aunque desde la Casa Blanca siguen negando tener conocimiento sobre las escuchas a la AP, el vocero presidencial Jay Carney respaldó la decisión de investigar a AP. ‘El presidente cree en la libertad de prensa, pero también en la necesidad de proteger la seguridad nacional y evitar la filtración de información secreta que pueda dañar la seguridad nacional‘, aseguró Carney.
En una carta dirigida al Departamento de Justicia, la agencia AP había acusado el lunes a las autoridades federales de haber cometido una ‘intrusión sin precedentes‘ al recopilar de manera secreta dos meses de registros telefónicos de sus periodistas y oficinas.
AP había precisado, además, que los investigadores federales recopilaron información de al menos 20 de sus líneas telefónicas en abril y mayo de 2012 sobre las llamadas salientes desde sus oficinas en Nueva York, Washington y Hartford (Connecticut).
Según se pudo saber, la agencia de noticias se enteró de las grabaciones secretas recién el viernes pasado a través de una carta enviada por el fiscal Ronald Machen del Departamento de Justicia en Washington. Fuente: Télam
