Se conmemora hoy el Día Mundial del Agua, fecha para reflexionar acerca de un recurso vital que se agota, presagio de una crisis global impulsada por el cambio climático.
Sin ser gran emisor de gases efecto invernadero, Argentina también padecerá el impacto del fenómeno, más en el agro, según el último informe del Banco Mundial: La disminución de las precipitaciones en regiones áridas y semiáridas podría causar una grave escasez de agua en los próximos años. La agricultura, incluyendo cambios en el uso de la tierra y los recursos forestales, es el sector con mayor incidencia en la emisión de gases de efecto invernadero en el país, con el 51 por ciento.
La ONU, el Banco Mundial y otras organizaciones internacionales advierten que si el consumo de agua sigue aumentando al ritmo actual, puede originar otra grave crisis mundial. Es más, el Instituto Internacional del Agua, de Estocolmo, observa que hay 1400 millones de personas en el mundo que viven en áreas abastecidas por ríos que se están secando. Otras mil millones carecen de agua potable y 840 millones no tienen saneamiento. Se calcula que dentro de quince años, 1800 millones de personas vivirán en países o regiones con escasez absoluta de agua.
Estudios de la FAO, por su parte, revelan que el consumo de agua se multiplicó seis veces a lo largo del último siglo, el doble de lo que aumentó la población. Además, el Centro para Investigaciones en la Epidemiología de los Desastres, con sede en Bélgica, señala que entre 1996 y 2005, alrededor del 80% de todos los desastres naturales fueron de origen meteorológico o hidrológico. Esto, sin tener en cuenta que un aumento de temperatura de entre 3 y 4 grados, como el pronosticado por los científicos para la segunda mitad del siglo, modificará el ciclo hidrológico y empeorará los efectos locales de las inundaciones y las sequías.
Argentina no está exenta de estas preocupaciones, ya que si bien recibe lluvias abundantes en la pampa húmeda y comparte uno de los reservorios subterráneos más grande del mundo -el acuífero Guaraní-, las dos terceras partes de su territorio son áridas o semiáridas. El Instituto Nacional del Agua indica que el 83,75% de la población urbana está abastecida por agua de red, pero sólo el 54% dispone de servicios de evacuación de excretas.
Esta realidad nos debiera hacer tomar mayor conciencia que, en una provincia con las características de San Juan, reducir el despilfarro, la contaminación y aumentar la eficiencia, son una prioridad sobre la que no se puede perder tiempo.
