Grandes esperanzas es uno de los títulos más célebres de Charles Dickens. Publicado originalmente en 1860, narra la historia de Pip, un joven de clase baja, huérfano y miedoso, cuyo humilde destino se ve agraciado por una anciana que se muestra como su benefactora.
Pip vive con su hermana y su cuñado José en un pueblo inglés. Un día conoce a un presidiario que se ha escapado, quien le pide comida y una lima, hecho que luego condicionará su vida.
Meses después una anciana adinerada, la señora Havisham, lo invita a jugar a su casa, donde conoce a una niña llamada Estela que ha sido educada por la mujer. Pip se enamora de Estela, pero ella lo rechaza por su pobreza e ignorancia.
El muchacho decidido a enamorarla, y con ayuda de una fuente que desea mantenerse anónima (pero Pip está convencido que es la anciana) que le dona un cuantioso capital se muda a Londres para vivir con gente rica y refinarse, en este lugar conoce y se hace amigo de Herbert.
Tiempo después Estela se traslada también a Londres, y Pip descubre que la joven está condicionada desde pequeña por la anciana, quien despechada por un desamor de su pasado, la ha motivado a romper el corazón de todos los hombres que pueda.
La historia toma un giro inesperado cuando aparece el bienhechor de Pip, que se hace llamar Provis, y es nada menos que el presidiario a quien un día él ayudó. Provis se ha radicado en Estados Unidos y allí ha amasado una fortuna.
Pip y Herbert se dan cuenta de que Provis está ilegalmente en Inglaterra, por lo que deciden ocultarlo y llevarlo al extranjero. Antes de irse, se declara a Estela, y ella le dice que está comprometida con otro hombre. Cuando se va a despedir de la señora Havisham, ésta le cuenta parte de la vida de Estela, que finalmente se desvela como hija de Provis. Después de esto, la anciana muere en sus brazos como consecuencia de un incendio.
Cuando Herbert y Pip intentan la huida con Provis, les aprehende la policía, y durante la captura el fugitivo es herido gravemente, y muere durante su juicio.
Más tarde su compañero se ve obligado a abandonarle y Pip cae en una profunda depresión y una posterior enfermedad. Se pasa semanas inconsciente y cuando despierta, se encuentra al lado de su cuñado José, quien lo cuida y paga sus deudas hasta que se recupera.
Pip se reúne con su amigo Herbert en el extranjero, donde progresa y vive bien.
Once años después regresa a su pueblo natal y se entera que Estela ha tenido un niño a quien bautizó Pip. Para completar su visita vuelve a la desolada mansión de Havisham, y casualmente se encuentra allí a Estela.
Ella le cuenta que su matrimonio ha fracasado, y se siente humillada y arrepentida. A raíz de esto ambos generan una amistad para toda la vida.
