Según una encuesta de votantes latinos, realizada después de que el virtual candidato republicano Mitt Romney seleccionó al congresista Paul Ryan, de Wisconsin, como su compañero de fórmula, el presidente Obama aventaja a Romney por 63% contra 28% entre los votantes latinos.
Lo que es aún peor para Romney, la plataforma republicana que se espera será aprobada en la convención, adopta una línea durísima con respecto a la inmigración, proponiendo entre otras cosas que se construya un muro a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México, quitar a los indocumentados subsidios para estudiar en las universidades estatales, y prohibir las denominadas ciudades santuarios, que no persiguen a inmigrantes.
Para tratar de remontar sus bajos índices de aprobación hispana -y acercarse más al 40% del voto hispano que logró
George W. Bush en 2004, o al 31% del ex candidato republicano John McCain en 2008- la campaña de Romney reclutó numerosos políticos latinos para la convención. El senador de la Florida Marco Rubio presentará a Romney ante la mayor audiencia televisiva y hablarán el gobernador de Nevada, Brian Sandoval, el candidato a senador por Texas Ted Cruz, el gobernador de Puerto Rico Luis Fortuno y la gobernadora de Nuevo México, Susana Martínez.
Todos proyectarán la imagen del partido Republicano como el de la diversidad y de las oportunidades económicas, y procurarán convencer que Romney es amigo de los hispanos contrarrestando la imagen de que es un candidato de los ricos cuya intolerancia contra los indocumentados esconde un cierto desdén hacia todos los hispanos.
¿Que podría hacer Romney para disipar esa imagen? Podría sorprender criticando a los extremistas antiinmigración del Partido Republicano que siguen con la fantasía de deportar a más de 11 millones de indocumentados, y que estimulan el odio racial.
Podría admitir que muchos indocumentados entran a EEUU porque bajo las desactualizadas reglas inmigratorias no pueden conseguir visas para trabajar legalmente en empleos que los estadounidenses no quieren tomar. Podría decir que, si es electo, no rescindiría la reciente acción ejecutiva del presidente Barack Obama de conceder una residencia temporal de dos años a más de un millón y medio de estudiantes indocumentados -los jóvenes "soñadores"- que fueron traídos de pequeños al país por sus padres. También tomar distancia de su propuesta de lograr la "autodeportación" de todos los indocumentados. Muchos lo interpretan como un plan para hacer la vida imposible a los indocumentados y, por extensión, a todos los latinos.
Romney cree que el voto hispano es irrelevante, ya que la mayoría de los latinos viven en estados como Nueva York o California, que de todos modos votarán a los demócratas. De manera que Romney se está concentrando en unos pocos estados indecisos, como Florida, y lo hace con un discurso centrado en la economía. Puede que funcione, pero lo dudo.
