La venta de drogas ilegales en Argentina aumentó casi un 17 % entre 2010 y 2015, situación que vulnera especialmente a jóvenes de zonas precarias de la periferia de Buenos Aires, ya que el 44 % admite haber consumido alguna vez. Además, mientras en 2010 un 30,2 % percibía tráfico de drogas en su barrio, en 2015 el porcentaje llegó al 46,8 %.