Hizo changas. Fue desde repartidor de carne hasta peón de albañil. Pero lo suyo era lo artístico y sus padres apoyaron. Giró con un grupo humorístico cuando era chico, unos años después estudió teatro en el Conservatorio (por las noches, su tiempo libre), se ganó la vida "a la gorra" y llegó a la TV en su Uruguay natal. Tras un "demo" que dejó en Ideas del Sur, a fines de los ’90 fue convocado a la troupe de Marcelo Tinelli. Sin embargo, no fue hasta que encarnó a Francisco De Narváez que saltó al tapete. Fue en Gran Cuñado Políticos, el "reality" de ShowMatch que finalmente ganó y que le dio una popularidad que reconoce y aprovecha; aunque sigue buscando su propio camino. Casado en segundas nupcias y papá de dos nenas (una de cada pareja), "payaso" desde chico, practicante de taekwondo, dibujante y pintor; y a punto de debutar en Mardel con show propio; Peña dialogó con DIARIO DE CUYO.
– ¿Qué capítulo es De Narváez en tu carrera?
– Importantísimo, un antes y un después. Me permitió quedarme con un Gran Cuñado, una apuesta histórica para la televisión argentina. El personaje pegó muchísimo y yo lo disfruté.
– ¿Te sentiste presionado, observado o condicionado?
– No. Lo bueno es que no era un personaje conocido por entonces y nos potenciamos mutuamente. Yo traté de meterle todas las fichas para que fuera un personaje querible y la gente lo votara en el show, y al final algún voto le hicimos ganar al hombre por el lado político, que no era mi intención, ojo.
– ¿Te arrepentiste?
– No, espero que haga las cosas bien y que si las hace mal, no me vayan a buscar a mí (risas). No, él fue muy caballero, me agradeció y yo también a él su muy buena predisposición. Al revés de otros políticos, se mostró muy inteligente en ese lado y supo aprovechar lo que este espacio le brindaba.
– ¿Te convenció de que te afiliaras o al menos lo votaras?
– (Risas) No, no me interesa la política ni deberle nada a nadie…
– Igual fue tu pasaporte a una mayor popularidad…
– Es un escalón más que importante, que además me permite ir a San Juan a hacer un show y que me llamen de un diario que antes ni me hubiera llamado (risas). Pero nunca está todo dicho, ni siquiera luego de haber ganado el Gran Cuñado y de haberme posicionado a otro nivel. Después hay que sostenerlo.
– También te habilitó para hacer temporada en Mardel…
– Sí, arrancamos con "Alica Alicate" el 27 de diciembre. Es una producción propia, con humor, bailarinas, números musicales… Es una revista de bolsillo.
– Es un verano fuerte en materia de espectáculos ¿Te intimida la competencia?
– No. Yo he pasado la gorra, la he peleado toda mi vida. Creo que tenemos algo a favor y es el boca a boca, con el que nos ha ido bien hasta ahora. Carmen Barbieri, Artaza y Cherutti han puesto lo mejor, pero entre los chiquitos, nos tengo fe porque si bien no tenemos una gran producción, sí tenemos una gran artística.
– Es otro paso hacia la independencia, ¿querés abrirte de Tinelli?
– Yo estoy muy agradecido con Marcelo y con Ideas del Sur por darnos este apuntalamiento y fogueo que como artista te sirve para seguir creciendo. La diferencia es que no me gusta ser empleado, sino que apunto a ser jefe. Y en base a eso es que quiero crecer y mostrar, por eso he montado una productora con mi socio. Y creo que Marcelo está más que feliz con lo que genera con Ideas del Sur; y cuando ve que ese artista sigue peleándola, se debe sentir orgulloso, como padrino de todo esto. Además, en ningún momento le voy a hacer sombra ¡imaginate vos!
– Muchos se fueron y después volvieron…
– Pero se abrieron siempre como empleados de él, sin buscar su propio camino, lo mío es otra cosa. Igual, en paralelo sigo vinculado porque estamos preparando HDP, un programa de humor que también produce Ideas.
– ¿Cómo ves el barco ShowMatch hoy?
– Peleadísimo, pero con un capitán que no lo va a dejar hundir nunca, porque es un tipo inteligente que siempre busca algo nuevo y está generando laburo; y hay que sacarse el sombrero con eso. No lo veo como el principio o el fin de nada, es un año más. Y Marcelo siempre ha salido victorioso. Marcelo es como el Ave Fénix.
