El candidato a gobernador bonaerense por Unión para el Desarrollo Social (Udeso), Francisco de Narváez, se impuso en el armado provincial frente a sus aliados del radicalismo y se quedó con lugares clave de las nóminas provinciales.
En primer lugar, De Narváez no atendió los pedidos de los radicales para ubicar a su compañero de fórmula y seleccionó allí a Mónica López, una dirigente de Avellaneda que además es diputada provincial y vicepresidenta del bloque de Unión Celeste y Blanco en la Legislatura provincial.
Una vez conocida la elección, los radicales comenzaron a presionar para quedarse con el primer candidato a senador nacional, pero tampoco logró el objetivo y ese lugar fue para José Scioli, secundado por la radical María Teresa Flores, dirigente de Lomas de Zamora.
Es ahí cuando De Narváez se vio obligado a resignar el primer lugar de la boleta de diputados nacionales que quedó para el radical, Miguel Bazze, más allá de que prefería ubicar a Graciela Ocaña al frente de la nómina, quien quedó segunda.
El arreglo original indicaba que los radicales y denarvaístas iban a intercalar uno a uno los miembros de la boleta de diputados pero en el tercer lugar también entró un dirigente del peronismo disidente, Alberto Roberti, quien es el titular de la Federación Argentina de Petroleros y el esposo de Mónica López, y recién comenzó a aparecer como aspirante en los últimos días de la negociación, ya que para ese cargo se mencionaba a Nicolás Ducoté.
El análisis de la selección hecha por los aliados demuestra que quedaron relegados sectores radicales como el cobismo, que pretendía imponer a Daniel Katz para que busque la reelección como diputado y tampoco hay figuras ligadas a Federico Storani, que había manifestado su enojo por la alianza con De Narváez y amenazó con irse al Frente Amplio Progresista de Hermes Binner.
A nivel distrital, el acuerdo fue aún más complicado y la conclusión es que acudirán a las primarias del 14 de agosto.
