Claro está que la penicilina resolvió un problema grave en la historia de la humanidad, porque salvó a los enfermos que antes del descubrimiento estaban condenados a muerte. Claro está, también, que en materia de salud antes que el remedio está la prevención. Y para ello, podría decirse que basta con agua y jabón, como símbolo de un conjunto de hábitos que incluyen alimentarse correctamente, abrigarse en el invierno y refrescarse en el verano. Obviedades por todos conocidas bajo el rótulo de higiene. Sin embargo, las cosas no parecieran tan claras cuando de políticas sociales se trata.
Porque difícilmente alguien celebraría la sola idea de tener que consumir un medicamento. Raya la estupidez la aclaración, pero vale consignarla: tomar un remedio implica que uno está enfermo. Sin embargo, dio la impresión de que la semana pasada hubo una suerte de fascinación por la penicilina.
Llamó la atención que la secretaria nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, Paola Vessvessian, elogiara con tanto empeño el Instituto Nazario Benavidez, si bien se trata de un lugar para ayudar a los chicos. Allí llegan adolescentes que por alguna razón o muchas razones- terminaron delinquiendo sin que la red social pudiese anticiparlo y prevenirlo. Excluidos, a menudo analfabetos y presos de alguna adicción, la premisa es brindarles contención y rehabilitación a los internados para que puedan iniciar un camino distinto.
La penicilina es un remedio efectivo. Los institutos para menores en muchos casos también. No obstante, no parece inteligente vanagloriarse de su existencia, aún cuando hubo mejoras ostensibles en el Nazario Benavidez con respecto a su estado anterior. El punto es: sigue habiendo pibes andando el camino que lleva hacia ese instituto o hacia la celda de alguna comisaría.
La funcionaria del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación estuvo en la provincia la semana pasada con motivo de la entrega de unas 10.000 libretas correspondientes a la Asignación Universal para la Niñez. Su agenda incluyó además la firma de un convenio entre el Poder Ejecutivo y el Judicial de la provincia con la Universidad Nacional de San Juan para reunirse en un seminario cuyo tema central será el régimen legal para los menores en conflicto con la ley penal. Más penicilina.
Queda preguntarse si la Asignación Universal será una palanca lo suficientemente potente como para afincar el hábito de mandar los chicos a la escuela. Y aún así, queda preguntarse si el solo hecho de ir a clases alcanzará para generar el cambio y volver innecesaria la discusión acerca de los institutos para menores o su régimen penal.
