Amor, muerte, desazón… temáticas angustiantes para la mayoría de las personas, sin embargo, en algunos de los versos Buenaventura Luna predicaba un modo diferente de encarar esas encrucijadas.
Que no pare el guitarrero
Que no se calle el cantor
Que naides junto a un fogón
Lamente mi oscura suerte
Que al fin y al cabo en la muerte
Descansa mi corazón.
(Texto de Dojorti, contenido en el libro Buenaventura Luna, su vida y su canto de Hebe de Gargiulo, Elsa de Yanzi y Alda de Vera)
Aquí me saben mejor
y hasta me tornan más güeno
el patay y el pan moreno
en el rancho de un pastor.
Aquí no arraiga el dolor
ni duran las pesadumbres,
porque hicieron sus costumbres
estas gentes, de muy cuanta,
viéndolo a Dios en la santa
luz serena de las cumbres.
Aquí dice en jachallero
verdad clarita mi trova:
libre me hace la algarroba,
libre la miel del huanquero.
Apacible el tonalero
rezongo de una bordona,
dichoso la inocentona
chinita que me embeleca
cuando, alegre, baila cueca
con aires de redomona.
(Estrofas del poema Vivir sin saña)
Aunque el dolor me anegue
no he de estallar en llanto.
Cuando la muerte llegue
le entregaré este canto.
(De Canto final)
Madre… dorada de mis changuitos
tiernos, y como yo morenitos,
calladita, chinitita,
alivio de toda pena.
Madrecita, rubiecita,
mejor que la yerba buena.
(De la canción Por qué será que parece, que Luna le escribió a Olga Maestre, su compañera)
Cuando te conocí
en Pampa del Chañar,
y me revoleó tu pollera azul sentí
en mi corazón un repiquetear por ti.
(Estrofa de Pampa del chañar, dedicada a Blanca Carrizo, según la investigación de Carlos Semorile)
"Tú ves mis vicios: no los contraigas, porque yo me arrepiento y me avergüenzo de ellos, sin poder dejar de ser su prisionero. Sin embargo y ya en los umbrales de la vejez, trataré de libertarme en homenaje a la amistad que debe ligarnos siempre y al respeto que te debo con mi cariño. No sigas el mal ejemplo de los muchachos callejeros, que comienzan por compadrear con el primer cigarrillo. Estudia y sé activo contra todo: contra el frío y el calor, contra el miedo y el hambre y el cansancio. Si sabes escucharme, tú llegarás a ser una cabeza de las altas que dirigen a los demás. Y yo podré morir dichoso de descansar en tu hombría, orgulloso de ti y de todos tus hermanos menores. Tu padre". (Fragmento de la carta que escribió a José María "Marucho" Maestre, el mayor de sus hijos)
